HUICHIPIRICHI

Después de la farra viene la factura. Recordemos que en 2019 Chile cambió. El plan perfecto consistía quemar y destruir todo; así los ricos dejarían de ser ricos (lo más importante), gracia a lo cual, “nosotros el pueblo” obtendríamos derechos sociales pagados por los ricos. Quien se opusiera era un fascista, y a quien no le gustaba peor para él.

 

La realidad no tiene la culpa de la estupidez humana, y las vidas que se exhiben en Instagram, digamos que no son reales.  Se les advirtió inútilmente: Una vez que todo esto termine, los ricos probablemente serán aún mas ricos…, o no; lo que si sucederá sin lugar a dudas, es que los pobres terminarán siendo más pobres y la clase media dejará de ser clase media. Dicho y hecho.

 

¡Ah!, antes de que me olvide, también se advirtió que los revolucionarios solo pretendían el poder para robar. Dicho y hecho.

 

Hoy el país es más inseguro, más invivible, más despreciable. La gente es mas pobre, aunque las estadísticas emanadas de los expertos pretendan convencernos de lo contrario; y lo es debido a que existe mayor desempleo; la vivienda propia es un espejismo; las pensiones serán irremediablemente menores debido a los retiros; el crecimiento del país es menor; el endeudamiento es mayor; el flujo de capitales hacia el extranjero no se detiene; la inversión no solo disminuye, sino que espera mayores tasas de retorno debido al mayor riesgo país (traducción: los ricos serán más ricos… huichipirichi))…, y suma y sigue.

 

Que los energúmenos y buenistas de turno sean jóvenes, no es garantía de nada; que hayan asistido a la universidad, tampoco es garantía de nada, o tal vez es garantía de enloquecimiento ideológico, que es peor que nada; que “la tele” diga lo que dice, tampoco es garantía de que eso sea bueno, y menos aún que sea cierto; que los ricos, eventualmente, solo eventualmente, dejen de ser ricos, no significa que los pobres dejarán de ser pobres, solo un imbécil podría suponer algo así; que un grupo de psicópatas redacte cosas lindas en una constitución, no es garantía de que los sueños se hagan realidad.

 

Lo que sí se puede garantizar, aunque los imbéciles de siempre no logren entenderlo y si lo entienden no quieran aceptarlo, es que si usted destruye y quema el país y amenaza a los demás con robarles todo, el resultado es el que conocemos. Eso sí que se puede garantizar.

 

Lo otro que se puede garantizar sin lugar a duda, es que, de la incultura, de la rabia, de la envidia, del resentimiento, de la estupidez, de la sinvergüenzura, de la mentira, del robo, del asesinato, de la vagancia, de la violencia, de la trampa, de la desigualdad ante la ley, del aumento del poder estatal, solo podemos obtener miseria. Eso también se puede garantizar, sin duda alguna.

 

¡Ah!, y no existen los planes perfectos, mijos, no se ilusiones con sueños locos; si en el mundo ya está todo hecho, y no se puede cambiar porque las cosas son como son, y no como los sinvergüenzas nos ofrezcan y los giles se lo creen.

 

Huichipirichi… ¡Ja!