EL DESARROLLO, SEGÚN LOS EXPERTOS

Los huevones ociosos están dedicados a calcular qué día de la corneta seremos un país desarrollado, no sé si lo dicen en serio, en broma, o es para cobrar algún bono en la universidad o tirar una boletita al medio de comunicación que los contrató.

 

Esta leserita del país desarrollado a la vista la estoy escuchando desde el gobierno de Lagos e incluso antes. En aquella época utilizaban a España como comparación, como si España fuese hoy un país digno y deseable para compararse.

 

En época de Bachelet comenzamos a desmoralizarnos rebajando la comparación a Portugal, la misma que utiliza ahora la UDP como meta a la vuelta de la esquina para nuestro supuesto desarrollo en ni mas ni menos que cincuenta años más. Y lo peor es que El Mercurio publica estas imbecilidades y un lector más encima las comenta en su Blog…

 

El problema con estos cálculos absurdos consiste en que el populacho bárbaro olvida lo que leyó la semana pasada, y los expertos en calcular huevadas en cincuenta años más ya habrán gastado el dinero que les pagaron por burlarse de la gente y estarán bajo tierra hace rato. Otros expertos tomarán la posta de los actuales sabelotodos, y nos explicarán en 5,10, 15, y hasta en 50 años más la razón por la que falló el plan perfecto y su nueva comparación con Guatemala.

 

Mientras pasan los 50 años necesarios para mudarnos todos a Las Condes y Vitacura (sueño inconfesado de millones de barbaritos siempre dispuestos a ejecutar todo tipo de atrocidades para lograrlo), nosotros, el respetable público, nos embutiremos a la fuerza todo tipo de tesis desquiciadas urdidas por iluminados expertos en la materia sobre el futuro esplendor de Barbarilandia y sus corrosivos habitantes.

 

Estos insignes académicos y calculadores compulsivos a sueldo de los diarios y señores políticos de la plaza, nos advierten que el desarrollo consiste en igualarnos a “los ricos”, aunque el supuesto rico con el que nos comparamos ni siquiera lo sea. Nada diferente al discurso que ha llevado a tantos millones de chilenos a ejecutar y apoyar todo tipo de atrocidades, coronadas con el desquiciado y brutal 18 de octubre de 2019 y su supuesta dignidad evangelizadora y movilizadora.

 

A este paso, y según los cálculos de esta gente sabia, en cincuenta años más seremos ricos sin casa propia, sin fondos de pensiones propios, sin un seguro de salud propio, sin derechos de propiedad protegido por la ley, sin libertad de educación ni expresión, y escondidos detrás de rejas y cercos eléctricos para evitar sin resultado cierto que los malos ingresen a matarnos al living de nuestra casa (perdón, a la casa que el estado nos prestó por mientras).

 

El triunfalismo absurdo que promueve un supuesto desarrollo basado en el disfrute material, la ambición de gloria y un supuesto éxito en la vida de hordas de atorrantes pirómanos chupando y comiendo a lo bestia en un “all Inclusive” de Cancún, no es más que la muestra de nuestro subdesarrollo no solo material, sino cultural y moral

 

¡El flujo no es riqueza, giles!

 

La riqueza es producto del capitalismo que queremos enterrar, esto es, de un flujo que no consumimos, sino que ahorramos e invertimos, obteniendo de él rentas de ese capital.  

El desarrollo como yo lo entiendo, no es intentar igualarnos con “los ricos”, sino que debiera pasar antes que nada por elevar el nivel cultural de cada uno de nosotros, por no fomentar la tesis absurda del éxito vs fracaso, y por rescatar la ahora perdida fe en nosotros mismos y en el fruto de nuestro esfuerzo y nuestro trabajo honrado.