LA PASADA DE LAS ALLENDE

Continúan apareciendo noticias sobre la ingeniosa y descarada pasada inmobiliaria de la hija y la sobrina del Chicho. Estas socialistas para hablar, burguesas para vivir y capitalistas para cobrar, que han sido coronadas como víctimas de un sistema que las ha hecho millonarias sin necesidad de trabajar, no relacionan la administración del estado con el ultra cacareado bien común, ni con la virtud que debieran tener quienes rigen la vida de los demás.

 

Para esta chusma de ladrones y atorrantes sin escrúpulos, el derecho está siempre subordinado al poder, si de sus acciones se trata. Así, es fácil enarbolar alegatos sobre vulneraciones de derechos humanos de unos, aunque no de los otros; o justificar la toma del poder mediante las armas, que su partido difundió en los años 60, aunque por supuesto la tesis no es válida si quienes se toman el poder son los militares actuando mediante el mismo procedimiento, intentado impedir su anunciada dictadura del proletariado en construcción.

 

Es de esta manera que la vida en los países que esta gentuza regenta degenera en mafias de compañeres actuando al margen de cualquier tipo de control, llevándonos derechito a la anarquía, el saqueo y el despotismo, como padecemos hoy en Barbarilandia.

 

En un país degradado moralmente como el nuestro, con millones de personas votando por ladrones que prometen robar a los demás y repartir el botín, no es extraño que situaciones como estas se tomen como si nada hubiese pasado, después de todo, quienes intentaron robar al erario no son ni más ni menos que un par de adalides de la igualdad en las que ellas no pretenden vivir.

 

El incontrolado apetito por el dinero que manifiestan una y otra vez todos estos miserables buenistas al servicio del pueblo, lo esconden bajo incendiarias consignas revolucionarias, con las que enfervorizan a las masas semi analfabetas que sobreviven su día a día en estado casi vegetal, incitándolas a cometer todo tipo de estragos, devastaciones y tropelías barbáricas que justifican en nombre de la lucha contra el gran capital y las pasadas especulativas que en el imaginario colectivo de sus seguidores solo cometen unos guatones derechistas sin escrúpulos con un puro en una mano y un vaso de whisky en la otra. Como en las películas; como en las historias que la mafia de ladrones les cuentas y ellos se creen.