DOLOR DE CABEZA.

La patrona anda con dolores de cabeza desde hace días, en realidad, siempre los ha tenido; ella asegura que es por mi culpa, aunque no me ha presentado la documentación que pruebe sus dichos. Ante tamaña campaña de desprestigio, yo he permanecido fiel a mis convicciones, por lo que sigo negando de plano tales acusaciones infundadas.

Es complicado para la convivencia pacífica, mantener dos verdades a medias dentro de la misma casa o el mismo país, por lo que acordamos someter este problema a un peritaje independiente. La jefa trabaja al lado de la Clínica Las Condes, así que fue a dicho centro de salud, que dicho sea de paso, lucra descaradamente desde la época en que el ahora socialista Ministro Mañalich era su mandamás. Diagnóstico: el médico no sabe. Por lo tanto, dos resonancias al mate.

Por los dos exámenes, descontado Isapre, la clínica le cobra 550 lucas. ¿Qué?!!, fue –conociéndola-, lo que con seguridad le respondió a la persona que le dio la triste noticia; por lo que preguntó en otros lugares.

Clínica Alemana: 450 lucas. Clínica Santa María: 300. Clínica Dávila: 160, aunque no tienen hora hasta noviembre. Clínica Indisa: 100. Y en un laboratorio de Providencia que no se quien le mencionó, 24 lucas. ¿Quién dijo que no existe competencia en salud?.

Me imagino que en las dos más caras cobran porque la gente lo paga sin chistar; en las intermedias cobran menos o no pueden cobrar; y en laboratorio aquel, en lugar de la resonancia, tal vez le sacan una foto a la cabeza con un IPhone, o tal vez no. No lo sé.

Pienso que en un hospital estatal, el médico ni siquiera le hubiese dado la orden para la resonancia; como mucho una caja de ibuprofeno del Laboratorio Chile, y pa’la casa. O tal vez sí, aunque con hora para después de las vacaciones de verano, y mientras tanto que se aguante.

Yo me pregunto: ¿Qué considerará más conveniente un “pobre”?, ¿pagar 24 lucas en Providencia, o no ser atendido como corresponde?. Es más, ¿qué preferirá un pobre?, ¿qué el consultorio lo mande a Providencia sin costo, o esperar varios meses a punta de pastillas?.

Parafraseando a Felipe González, esta pregunta solo se la hace el que tiene que tomar la decisión, o más bien en este caso, quien sufre de dolores de cabeza que lo inhabilitan. Yo me imagino la respuesta, el pobre, tal como la patrona, quieren que alguien le solucione el dolor. Punto.

Mientras tanto, los “intelectuales de izquierda”, y los de izquierda que no les alcanza ni para intelectuales, azuzan al populacho bárbaro para que se tome las calles con la idea de terminar con las Isapres, y la salud privada que atiende al día siguiente, ya sea por 550 lucas o por 24 lucas. En Chile, desde hace mucho rato que la ideología le está ganando la partida al sentido común.