NOS PARECEMOS TANTO...

Como sabemos, los griegos, no con formes con arruinar el país para las próximas generaciones, eligieron como Primer Ministro a Alexis Tsipras, líder del partido marxista Syriza, equivalente al Podemos español y al partido del primate Maduro en Venezuela. La promesa electoral consistió en ponerse choro con Europa y terminar con las necesidades de la pobre gente que se supone es víctima del neoliberalismo y no de su propia desvergüenza. No les resultó.

Tsipras no alcanzó a durar un año como regente del país fallido, y el sector izquierdista de su partido marxista (imagínense lo que puede ser eso), se escindió de Syriza para crear un partido de súper extrema izquierda que contará por el momento con 25 diputados, al que bautizaron como Unidad Popular, ¿les suena?. Supongo que su programa consistirá en “avanzar sin transar” y en “las momias al colchón y los momios al paredón”.

Grecia sí que necesita una retroexcavadora y tal vez una dictadura militar de estilo pinochetista, no un cheque cada seis meses para pagarle a los mismos que le extienden el cheque y la dictadura del Cuarto Reich de la señora Merkel. Con esta receta no va a llegar a ninguna parte y los griegos seguirán en caída libre hasta no sé cuándo. Ellos se lo buscaron.

Los otros que se están buscando una desgracia, son los habitantes de esta larga y angosta faja de tierra en estado de semi barbarie que intenta desesperadamente llegar a la barbarie plena. Aquí no necesitamos rescates de la Troika, aunque un rescate de gente más o menos sensata no estaría nada de mal. Ilusiones.

Tampoco necesitamos una retroexcavadora, sin embargo tenemos una esperando que amaine un poco la tempestad encuestocrática. No necesitamos una nueva Unidad Popular, aunque tenemos una tropa de upelientos de terror, que al parecer no tienen pensado salir de nuestro propio Syriza llamado Nueva Mediocridad.

Lo único que nos vendría bien es que la marxista Vieja de los Milagros renuncie tal como lo hizo el marxista Tsipras, pero eso es otra ilusión.