MALDITO LICOR.

Llegó septiembre, mes de la patria, el copete, las víctimas de la Dictablanda, el recién inaugurado “día del vino” que curiosamente fue designado un cuatro de septiembre, misma fecha en que el beodo ganó la elección presidencial, y los reportajes televisivos sobre el precio de la carne, la forma ideal de prender el carbón, el ranking sobre la empanada más caldua y un recorrido por la Vega Central en busca de los mejores precios de tomates y cebollas para la ensalada de ocasión. Todos los años es lo mismo.

Afortunadamente este mes de la patria y los accidentes carreteros solo se reduce a tres días, y como el horno no está para bollos, los ágiles de Valparaíso no pretenden crear, hasta el momento, una legislación express que otorgue un par de días más de relajo nacional, show decadente que fue costumbre hasta hace poco tiempo atrás.

A propósito de copete, se he esparcido el rumor que la Claudia no solo está dedicada a destruir el país, además se autodestruye con cocteles de antidepresivos y alcohol. La Claudia es nuestra propia Marilyn Monroe, aunque más gorda, fea, y por supuesto mucho más roja. La Marilyn usaba esos vestiditos vaporosos que mostraban la buena pierna gringa, unos babydoll con encajes que hicieron tiritar a John y Robert por igual, y su ya famoso traje de Eva que la inmortalizó para siempre.

En este fin del mundo somos algo más modestos. La Claudia solo posee unos formalitos trajes de dos piezas que intentan disimular sin éxito su informalidad revolucionaria y de paso intentan esconder unos cuantos kilos de pellejo y celulitis que atentan en contra de la dignidad del cargo. Del traje de Eva ni hablar, sería un atentado en contra de los derechos humanos de quienes la vieran.

El traje rojo lo utiliza generalmente en sus giras latinoamericanas, en las que se codea con sus compinches bolivarianos; el traje blanco virginal es para ocasiones de fuerza mayor como dar la cara por los robos de su primogénito; el negro tal vez sea oportuno usarlo cada vez que se refiere a la muerte de su padre, el general traidor a la patria y basquetbolista de fin de semana. El collar de perlas y su teñido rubio ceniza completan el uniforme oficial del invento de la izquierda para llegar y mantenerse en el poder hasta que no quede nada que robar.

Si es cierto que la Claudia desayuna fluoxetina con un whisky con hielo, sería bueno confirmarlo. Nunca sobra el buen material para rellenar Twitter, los blog y unos cuantos memes.  En cuanto a que su novedosa afición le impida gobernar, no lo creo, tal vez se le ocurren más tonteras estando sobria que borracha.