¡SEA CONFIADO, LA VIDA ES BELLA!.

Los hermanitos Chatarisi nos vendieron la pomada por un largo tiempo. Se las sabían todas, en la radio y en la tele. Sabían de AFPs, de inversiones varias, de cómo gobernar un país, de tasas de interés y de calzoncillos; los Hugo Boss fueron siempre su predilección. De lo que no sabían ni saben nada es de colegios y supongo que de nada que signifique trabajar de verdad. Un fallo arbitral los condenó a pagar 724 millones de pesos a la masonería, como indemnización de perjuicios en la administración de dos colegios. Mucho bla bla y poco mesón; Mucho “paper” y poco sentido común; mucho post grado y poca levantada temprano con un manojo de llaves para abrir el boliche.

El chanta de Arenas, los creadores del Transantiago, los oligofrénicos tras la reforma educacional y los promotores de la AC como Atria y compañía, nunca en su vida han trabajado en nada. ¡Nunca jamás de los jamases!. Solo opinan, escriben papers, emiten informes, asesoran a matacaballo, hacen como que investigan, suponen cosas y justifican sus suposiciones utilizando la dialéctica.

Me gustaría saber en qué quedó la empresa de los hermanitos Chantarisi dedicada a promover energía eólica, solar, o algo por el estilo. Supongo que en nada, todas estas empresas son creadas con criterio político, algunos se cuelgan de la moda y en países más o menos desarrollados son subsidiadas con dinero de los contribuyentes. Franco Parisi y su hermanito Antonino solo saben enseñarle a la gente lo que ellos no son capaces de hacer.

Así son los charlatanes, simpáticos y conmovedores. No existen los sinvergüenzas pesados porque viven de la venta de ilusiones, las mismas que los giles ilusionados les deben comprar. ¡Hay que saber venderse!, nos recomiendan todos los chantas del mundo. Y los asopados les creen.

Si alguien les dice que se levantó en la mañana pensando en hacerles un favor, ¡créanle por favor!, después de todo, el tipo tiene que pagar luz, agua, gas y dividendo. Si son buenos católicos háganle el favor y denle su plata, su tiempo, su propia familia y su vida. ¡Hay que dar hasta que duela, dijo el Padre Hurtado!.

Si alguien aparece de repente asegurándoles que lo que les está pidiendo no tiene costo para ustedes, solo tiene beneficios, ¡créanle por favor!, después de todo, si no mordemos el polvo nunca podremos adquirir experiencia.

Si en su trabajo le piden que se pongan la camiseta, le entregan un canasto con mercadería en navidad, le compran una torta el día de su cumpleaños o lo esperan con una sonrisa antes de pedirles algo que ustedes no pueden ni deben hacer, ¡háganle caso a su jefe!, así lo ayudan a mantener su vida de privilegio, lo que les agradecerá él y su familia con un abrazo, un palmoteo en la espalda y algún billetito que absolutamente siempre será menor al sacrificio hecho por ustedes, o de lo contrario no sería negocio para él.

Si algún político les pide su voto a cambio de quitarle a otro para darle a usted lo que se merece solo por existir, ¡apóyelo en la elección!, de otra forma no podrá robar, y robará otro. Y como alguien de todos modos se va a robar lo que está ahí para ser robado, ¡dele la oportunidad al pobre gallo!, después de todo, el hombre de la gran sonrisa asegura que ese día se levantó muy temprano pensando en la forma de hacerlo feliz a cambio de nada. ¡Sea confiado, la vida es bella!.