PARANDO LA OLLA.

Peñailillo encontró peguita. Se las va a dar de investigador, pero no en temas ucranianos, sino en una nueva especialidad que adquirió el fin de semana pasado mientras caminaba por Providencia con Los Leones. Rapiñón se va a dedicar a emitir informes, escribir papers y a analizar sobre la productividad y la educación para Flacso, una organización zurda que se dedica a dar de comer a zurdos sin pega. Se nota que el cabro es capo.

Peñailillo nunca va a estar sin peguita por mucho tiempo, como buen zurdo sabe de todo. Asuntos indígenas, derechos homosexuales, desigualdad, igualdad, democracia, votaciones y escrutinios, feminismo, derechos del niño, límites y fronteras, relaciones internacionales, estrategias comunicacionales, puestas en escena, montajes televisados, destrucción y reparación de imágenes públicas. En fin, Pencailillo es una especie de todocampista.

Un buen zurdo, de esos que saben todo, también puede ser ministro de salud, subsecretario de obras públicas, superintendente de AFPs, embajador en Paris, agregado cultural en Canadá, agregado militar en Madrid, o agregado de prensa en algún lugar con buen clima.

Los zurdos que abandonan sus principios, esos que si les gustan a su interlocutor se mantienen o de lo contrario se cambian por otros más “ad hoc”, también pueden colaborar con su ilimitado bagaje cultural en la empresa privada. La especialidad de esta gente son los directorios de empresas, particularmente las de concesiones, las que trabajan con precios fijados por la autoridad o aquellas que necesitan lobby, mucho lobby.

Los organismos internacionales también pueden ser el destino transitorio de tan ilustres personajes. Ahí les acomodan alguna oficinita con vista al centro de Nueva York o a alguna arteria principal de algún país capitalista que cuente con buenos restaurantes y tiendas de lujo.

Hay que parar la olla.