EL POBRE NO TIENE NADA.

El Aleuy puso el nombre y entregó la prueba. Cara de palo. En nuestra época, quien osaba con un acto de este tipo era “unificado”, y para eso era necesario ser muy vago o muy choro. Hoy, después de años de circo, sabemos que para entregar la prueba con el puro nombre, bastaba ser muy huevón. Ahora basta con ser parte de la casta gobernante, saber demasiado, y por lo tanto, ser intocable.

El Aleuy no quiere que el populacho bárbaro sepa cuánto dinero tiene. A mí me da lo mismo cuanto posee, aunque me interesaría saber cómo lo obtuvo. Si descartamos que lo consiguió trabajando (por razones obvias), y de no haber recibido alguna herencia más o menos suculenta, nos quedan pocas posibilidades de enriquecimiento, a saber: Kino; Loto; carreras de caballos; peleas de gallos; el descubrimiento de un tesoro Inca o el de un galeón español hundido por el capitán Morgan. No se me ocurre otro medio para recolectar dinero, ¿y a ustedes?.

Le doy vueltas al asunto y reflexiono. Tal vez el Aleuy se dedica al noble oficio de las investigaciones, la redacción de informes, los análisis verbales, las asesorías varias y la emisión de conclusiones reñidas con la realidad. Aleuy puede que sea un escribidor de papers, la profesión  de moda entre fulanos (as) con un título que los respalde y casi nada que aportar.

Probablemente algunos pinocheteros mala leche pensarán que el Aleuy cometió actos impuros con el fin de obtener el dinero que hoy quiere mantener en estricta reserva. No lo creo, el Aleuy es socialista, y a los socialistas no les gusta el billete, pruebas sobran. ¿Alguien conoce a algún socialista ladrón?. Obviamente que…no pues.

No sé, tal el Aleuy no completó su declaración patrimonial por falta de tiempo. Lleva dos años tras los ladrones de madera, y eso quita todos los días y sus noches.