ACOGOTADOS.

El crecimiento económico de Barbarilandia continúa a la baja. Tal vez los responsables son los desaguisados de Donald Trump y el chino; o el cambio climático; o la debacle en la Copa América. No podemos descartar que los dos minutos menos de luz por causa del eclipse hayan causado un daño a la economía. Todo puede ser. Descartar alguna sesuda razón sería temerario.

En cualquier caso el problema es externo, y una comisión para aclararlo no nos vendría mal, tal vez podrían crear un antes y un después o algo que nos sirva para conformarnos con nuestro destino. Puede ser que un cambio constitucional callejero votando a mano alzada mientras los electores se emborrachan a poto pelado pueda cambiar la desgraciada tendencia económica. Un nuevo impuesto al patrimonio o una reforma a la reforma de la reforma tributaria. En fin, hay que legislar al respecto.

Otros más avezados proponen que los legisladores se queden con los brazos cruzados. No hacer nada siempre será un bálsamo de cordura en un país de locos. Yo le diría los señores políticos que no se muevan, no hablen, no sueñen, no supongan cosas que están más allá de su alcance, y lo más importante, que no piensen. Un político pensando es un problema para toda la sociedad. Yo diría que los prefiero robando antes que pensando.

Un político pensando solo puede traer dos consecuencias, alzas de impuestos para cuadrar el presupuesto y alzas de derechos a pagar con una nueva alza de impuestos. Los ricos, que a estas alturas somos casi toda la población, debemos pagar las necesidades de los pobres, que a este paso terminaremos siendo nosotros mismos.