AVIZORANDO EL PARAÍSO.

Los compañeros periodistas de los canales de televisión deliran. Aseguran que hemos presenciado la concentración ciudadana y popular más grande en la historia de la humanidad, la Vía Láctea y las galaxias más cercanas. Era que no, si después de una semana la gente no está en su trabajo, los estudiantes no tienen clases y los universitarios menos. Los supermercados y centros comerciales están cerrados o quemados. Estaba todo el mundo en la casa mirando la cadena nacional, la apología a la destrucción y las santificaciones a los cacerolazos. Era el único panorama posible. Y como el populacho bárbaro espera moneas, beneficios, gratuidades y el paraíso terrenal, apoya lo que venga, aunque no sabe que es lo que viene. Peor es na.

Fue el plan perfecto, sin duda. Partiendo por las “evasiones”, las quemas y ahora esto. Reconozcámoslo ¿Y ahora qué?

Pues ahora esperemos a que el respetable público se digne volver a la normalidad. Ahí veremos que puede hacer el administrador provisional de este lupanar con vista al mar y su séquito de paniaguados de vergüenza. Sí, lo sé, habrá un antes y un después, se escuchará la voz del pueblo y se repartirá parte de botín, y si no alcanza pues habrá que hacer pagar a alguien más. Ya piden una nueva constitución, aunque la izquierda se conformaría con cambiar una sola frase, donde dice que lo suyo es suyo, pondrán que lo suyo es del pueblo, por lo tanto de los políticos. Con eso tienen suficiente.

Ahora veremos hasta donde llega la habilidad del payaso sonriente que ya no sonríe, solo pide perdón. Esto se debe arreglar con plata, no queda más remedio. Pero no se pueden tocar los fundamentos, o nos iremos por el camino equivocado una vez más.