UNO MENOS.

Se fue el indio, ahora falta el mono, aunque eso se ve más difícil. El Evo gobernó Bolivia durante 13 largos años. Conocemos la historia: Asamblea constituyente (obvio), y con ello permiso para robar y hacer lo que se le dé la gana en nombre de la muchedumbre hambreada. Luego vienen las conocidas reelecciones tras reelecciones, hasta que debió comprometerse a no volver a postular. Cambió de opinión y llamó a plebiscito, el que pierde. Y ahí aparece Latinoamérica en plenitud, el Evo interpretó el “no puede volar a presentarse a otra elección presidencial”, llegando a la conclusión que si bien cierto, no es menos cierto que volvería a postular.

Ahora amaña la reciente elección y se declara vencedor. Todo un demócrata de izquierda del mismo redil de quienes aplanan calles santiaguinas intentando derrocar a Piñera. La muchedumbre no lo acepta, la OEA declara viciados los comicios y ahí llegamos al paroxismo, el Evo anuncia que llamará a otra elección ¿Se entiende? El mismo personaje que no podía re postular, el mismo personaje que amañó la elección, pretendía encabezar otra donde seguramente el participaría. De esto se trata la democracia para esta gentuza.

Púes la policía de amotinó, el populacho bárbaro prendió las antorchas y los militares, que no están dispuestos a ser el pato de la boda, invitaron cordialmente al Evo a renunciar. La sacó barata, podría haber terminado colgado de un poste en la plaza.

Ahora prepárense para lo que viene. Politicuchos chilenos y extranjeros de izquierda apoyando al Evo, criticando el supuesto golpe de estado y algunos de ellos pidiendo al mismo tiempo que Piñera corra la misma suerte. Que el Evo transgrediera la ley y Piñera no lo haya hecho, para ellos no es importante. Cuando se trata de la revolución comunista todo vale.