LEYES ENTRETENIDAS.

El asunto es más o menos así, creo. El gobierno, que en realidad no gobierna, presentará un proyecto de ley, en un país donde no se respeta la ley –ya partimos mal-, que regula el derecho a reunión, con el que pretende “regular”, no sabemos de qué manera, los delitos y las alteraciones al orden público en todas sus formas. En conclusión, el gobierno que no gobierna supone que con una ley que nadie respetará, podrá hacer respetar la ley. Están un poco perdidos. Bueno…

Al mismo tiempo, la oposición que no es oposición ya que es la que gobierna, presentará otro proyecto de ley, que dirá todo lo contrario al proyecto de ley del gobierno que no gobierna ¿Se entiende, verdad? Es para confirmar quien la tiene más grande.

Este proyecto de ley (el de la oposición que gobierna), intenta garantizar algo que ya está garantizado por la constitución, el derecho a reunirse pacíficamente. Entonces, ambos proyectos intentan “regular” a quienes no cometen delitos, ya que los que cometen delitos no respetan ni piensan respetar la ley actual, ni el proyecto de ley del gobierno que no gobierna, ni el de la oposición que gobierna.

Mientras tanto, los jóvenes combatientes de la Primera Línea, una especie de imitación rasca y menesterosa de la Primera Orden del Emperador Palpatin, quienes en lugar de desplazarse en cruceros espaciales súper poderosos, que disparan rayos que destruyen planetas enteros, se movilizan en micros rascas sin pagar el pasaje, y lanzan bombas molotov fabricadas con botellas de Coca Cola en el laboratorio de la población. Los cabros están al aguaite esperando la orden.

Los bidones y las cajas de fósforos esperan su turno. Y como los terroristas no se pueden reunir, ya que en Chile no existen terroristas, por lo tanto no es posible que gente que no existe se reúna, y menos aún deban respetar la ley de los que existen, no serán formalizados ni por la ley actual, ni por ninguno de los proyectos mencionados.

Lo que aún no explica el gobierno, es la manera en que aplicarán su nueva ley, si es que esta ve remotamente la luz, si llegado el momento los sospechosos no desean acatarla. Una posibilidad es instruir a Carabineros para dejarlos incumplir la ley sin impedir sus derechos, y la otra sería querellarse en contra de quienes resulten responsables de no hacer caso a la ley. Si nada de esto resulta, siempre existe la posibilidad de crear una nueva ley, hasta que alguna surta efecto. Todo puede ser. La esperanza es lo último que se pierde, lo penúltimo es la dignidad. Al gobierno aún le queda la última oportunidad.