LA HORDA AMARGADA.

Los humoristas han sido carne fresca del flaiterio y los monstruos de los distintos festivales veraniegos. El respetable público ha desatado sus bajas pasiones. Hordas vociferantes que intentan colocarse del lado de lo políticamente correcto y las modas pasajeras, se sienten humilladas y violentadas por los chiste con los que hace solo un año reían a rabiar ¡Ellas, las regias!

El populacho bárbaro perdió el humor. O tal vez no, y solo hacen el ridículo. Nada de reírse de chicos, flacos, gordos, mujeres, indios, maricas, judíos, árabes o suegras. Los tiempos no están para bromas. Sí para destruir, incendiar, robar y desprestigiar. Estamos en una época en que sumarse a la mayoría linchadora es lo habitual ¡Chile cambió!, hoy estamos mas huevones que nunca.

Veremos que pasa durante el Festival de Viña. Ya se encontraron bidones con acelerante (nadie fue). Prepárense los humoristas que serán entregados a la fieras (todos fuimos). Solo podrán salvarse quienes se manifiesten a favor de los vientos que corren. Nada de chiste, solo se permitirán consignas ¿Se permitirán chistes de saqueadores y encapuchados representantes del pueblo? Tal vez los pobres contadores de chistes podrán salvar el pellejo si entonan eso de “Piñera, CTM, asesino, igual que Pinochet” ¡La gavioootaaa! ¡La gaviootaaa! ¡La gaviootaa! Y peguita todo el año en los matinales de la televisión.

El sentido del humor es sin duda parte fundamental de la libertad. No solo de la libertad de expresión, sino de la libertad a secas. El sentido del humor tambien es signo de inteligencia. La ironía, el sarcasmo, la aceptación del ridículo, son formas de mostrar lo que de otra manera nadie querría ver.

No concibo un mundo donde los resentidos, los amargados, los acomodaticios, los hipócritas y los intolerantes campeen a sus anchas ¿Cuál sería la gracia?