CUARENTENA.

A pesar de no estar en cuarentena comunal, estoy en cuarentena matriarcal. La señora que manda en esta casa me anunció que mañana “haremos” aseo. No termino de comprender que quiso decir con eso de “haremos”, ni me atreví a preguntar. Incluso me advirtió que mañana debo levantarme temprano, aunque la verdad es que no tengo pensado salir a ningún lugar, y como estoy jubilado, pues no veo la necesidad. Todo es muy raro. Veremos que sucede mañana en la mañana.

Estaba pensando en proponerle a la patrona un sistema de división del trabajo, yo le muestro donde está sucio y ella limpia, aunque me temo que su plan es exactamente el contrario. Lo deduje por su intensa mirada cuando me comunicó nuestras actividades de mañana sábado.

El problema de fondo en este humilde y pinochetero hogar, es el mismo que los comunistas alegan de la constitución, un problema de legitimidad de origen. Desde el inicio, ella asegura que yo le ayudo, es decir, le ayudo a compra el pan, a hacer la cama, a retirar al cabro chico del colegio, a cocinar, a abrirle la puerta a la chiquilla que hace el aseo dos veces a la semana, a botar la basura, a ir al supermercado y a un sinfín de cosas que yo hago y ella no hace, o las hace de vez en cuando, si su valioso tiempo se lo permite.

Yo le insisto a la señora que manda en esta casa que eso no es ayudar, sino hacerme cargo de ciertas cosas, argumento que ella desestima una y otra vez. Según me explica, esto funciona de la siguiente manera, ella se hace cargo y yo solo ayudo. O si lo prefieren, ella ordena y yo acato, eso implica que soy su ayudante. Y mañana deberé ayudar con el aseo.