BLACK MEN vs WHITE MEN.

En Estados Unidos también existe la horda barbárica, la prensa roja y los políticos de medio pelo. Ahí están para quien quiera verlos. Unos saqueando, incendiando y, contagiando y contagiándose de Coronavirus. Retrasarán la recuperación económica que les financiará los vales de comida, el seguro de salud público, la educación que no aprovechan y los arriendos acogidos a la sección 8. Todo esto financiado por negros, blancos, latinos y asiáticos que trabajan y pagan impuestos. Niñitos y niñitas blancos universitarios deambulando por calles premunidos de carteles, indignándose, sufriendo en público por un racismo que no existe, o si existe, no impide el desarrollo de nadie.

Otros insistiendo en “las justas demandas” de igualdad racial y cosas por el estilo, dejando de lado los “incidentes aislados”. Grupos subversivos y terroristas avivando la cueca. Cantantes y actores ricos y famosos sufriendo “pa’la tele”. Y todos sacando cuantas alegres antes del 3 de noviembre. Cada uno en su negocio. Una sufriente y voluminosa mujer negra arrasaba con una tiende Nike. Un grupo de atorrantes incendiaba una agencia de Mercedes Benz ¿Todos somos George Floyd? Por el momento sí.

Trump tiene la culpa de todo, según estos personajes. Emol y los canales de televisión chilenos se suman al show de mala muerte, como siempre ¿Y qué fue lo que sucedió? Que la policía detuvo a un negro y un estúpido lo asfixió. El fulano y sus colegas ya fueron despedidos y entiendo que serán juzgados. Listo. Eso era todo. El problema es que el muerto es negro. Y el presidente de derecha y blanco. Y eso vende. Y el negociado es gigante.

Cientos de negros se matan entre ellos en las calles de Baltimore, Detroit, Los Ángeles. Drogas, pendencias, malas vidas, pandillas, “record” criminal y cheques de la seguridad social son su diario vivir. Otros negros viven como gente normal, porque lo son. En barrios normales, con vecinos normales, aunque sean blancos. Con trabajos normales de policía, abogado, médico, cocinero, camionero, militar. En el sur del país, miles de negros asisten a las iglesias protestantes a cantar, como en las películas, con la Biblia en la mano, la vista en el cielo, Fe en el Señor y coristas bien alimentadas revestidas con túnicas de vistosos colores entonando “Sublime Gracia”.

Ya les comenté sobre la serie “The Wire”. Delincuentes, traficantes y asesinos malviven entre ellos. Sí, son negros ¿O no? ¿Alguien tiene la culpa de eso? Los miles y miles de negros que prosperan lo desmienten. Negros que no quieren vivir con los otros negros, esos que eligieron el otro camino.