NOTICIAS QUE NO SON NOTICIA.

Durante esta semana han sucedido dos cuestiones contrarrevolucionarias. Los capitalistas fondos de pensiones han recobrado el valor que tenían antes del estallido delictual, y San Isidro está tirando agua con balde. No se ven en el plató a expertos, analistas de las desgracias y escribidores de papers analizando las buenas noticias. No les pagan para esto.  

Recuerdo que inicialmente se hablaba de enfriamiento global, pero la evidencia al parecer no acompañó a los expertos quienes anunciaban el fin del mundo. El asunto cambió, y el calentamiento global lo reemplazó. Sin embargo, todo esto dio paso a un nombre a prueba de errores: cambio climático. Así, cualquier cosa que fuera a suceder en el futuro, aumento o disminución de temperaturas, lluvia, sequias o inundaciones, se podía justificar de la misma manera: cambio climático ¿Era así y ahora es asá? Cambio climático.

De todas maneras, la gallá asocia el cambio climático con sequía, por lo tanto los medios de comunicación, expertos, sabiondos y veedores del futuro, han desaparecido de la televisión, dejando sus augurios de cataclismo mundial para nuevas sequias. Su lugar ha sido reemplazado por ollas comunes, ríos de barro, casas anegadas, desbordes de ríos y canales y demás miserias humanas, todo amenizado con entrevistas a “quienes más lo necesitan” ¿Qué se siente estar con el agua al cuello? Hoy mostraban a “pobladoras” cocinando un fondo de charquicán, con unos delantales que decían “el pueblo ayuda al pueblo”. Todas ellas uniformadas con sus respectivas mascarillas y todas viviendo el nuevo mundo que anuncia Lavín, más pobres y supuestamente más felices.

Obviamente los compañeros periodistas escogieron mostrar al par de viejujas de la olla común, en lugar de los millones de personas que comen en sus casas y en su olla ¿Cómo dice la máxima del periodismo? Es algo así como “no es noticia que un perro muerda a un hombre, es noticia que un hombre muerda a un perro”.

Por su parte, el alza en los fondos de pensiones ha pasado desapercibida ante los ojos críticos de compañeros faranduleros, buenistas profesional, expertos en sufrir e indignarse en nombre de los demás y solucionadores de problemas a través de la opinión. No han sido buenos días para el negocio revolucionario. Ya vendrán tiempos mejores.

Hoy, el tema de moda dice relación con la repartija parcial de esos fondos. 10% del total para parar la olla. Agua, luz, gastos comunes y arriendos no son el problema, los legisladores se encargarán de postergar o anular esos pagos. Obviamente esta repartija será, según anuncian sus promotores, por una sola vez en la vida. Otros aún más demagogos, anuncian que será con devolución. Je…je…je… Con devolución…, claro.

Los señores políticos y el populacho bárbaro miran a los fondos de pensiones como gato a la carnicería, esperando meter la manopla hasta el codo en el baúl de billetes con los que unos quieren darse un gustito, y los otros sueñan financiar su revolución.

Y sigue lloviendo…