ADIOS PAMPA MIA...

Continúa el éxodo de empresas multinacionales. A Laurate, que vendió sus universidades que con seguridad desde ahora comenzarán a formar “agentes de cambio social”, y a la británica Lever, que comenzó un proceso de desindustrialización y venta de activos prescindibles a la espera del “Chile que viene”, se suma Beiersdorf, empresa química alemana. La lista no creo que termine aquí. https://www.emol.com/noticias/Economia/2020/11/05/1002956/alemana-Beiersdorf-abandona-chile.html

 

Estas empresas han decidido permanecer comercializando sus productos en Barbarilandia, mediante importaciones desde fábricas ubicadas en países más rentables, estables, confiables y amigables con el empresariado. Por supuesto que estas son mis palabras, las de buena crianza de las empresas son redactadas por quienes manejan sus relaciones públicas. Ellos continúan confiando en nuestro lupanar con vista al mar, pero por siaca solo importarán los productos, mientras haya alguien que se los compre. Yo haría lo mismo.

 

Las AFP tienen sus días contados. Los señores políticos las desangrarán a punta de sucesivos 10%, y les darán el tiro de gracia en la constitución ciudadana, transversal y solidaria que preparan para callados. Quienes pretendan mantener parte del negocio, deberán contentarse con vender seguros de vida o planes suplementarios de pensiones, que sus propietarios nunca tendrán la seguridad de cobrar en un futuro más bien lejano para los nuevos estándares del “Chile que cambió”, y con necesidades agobiantes de platita fresca, que se obtendrá de donde se pueda.

 

Ni hablar de las siniestras Isapres donde se inscribe cada persona que puede hacerlo, en lugar de quedarse en el maravillo Fonasa, solidario y sin fines de lucro visible. Y así… Hasta nuestro amigo Chumingo, propietario de “departamentos rascas” huye hasta aguas más calmas.

 

En un país desbocado y en delirio permanente, dirigido por una tropa de termocéfalos encuestocráticos, donde los impuestos solo pueden subir, las regulaciones solo pueden aumentar, la legislación laboral que se viene será la antesala de una fiestuza permanente, y donde nos preparan una constitución tipo árbol navideño, es mejor ser precavido.

 

Yo aún no sé cómo resolveré este entuerto, tengo mis modestas inversiones, comparadas con los millones de estas empresas, en Barbarilandia, aunque al menos puedo festejar que hace dos años vendí mi último boliche. Puedo decir con jolgorio, que ya no tengo empleados, lo que a estas alturas del partido puede ser comparable a estar libre de pecado. Sería bastante patético llegar a mi negocio y tener que pedirle permiso para entrar al dirigente sindical de turno, que podrá hacer y deshacer cuando quiera amparado por la ley y su derecho al no-trabajo. No tener empleados en el “Chile que viene” será como cambiar a la patrona por una de las viejujas de Victoria´s Secret. La sonrisa no me la despintaría nadie.

 

El futuro de Chile está en manos del Estado. Quienes hemos pasado la cuarentena, y en mi caso la cincuentena, la tenemos complicada. Quienes tienen entre 18 y menos de 30 años, la tienen fácil, la solución será estudiar gratis alguna carrerita de poca monta relacionada con la administración, inscribirse en algún partido “progresista” y vegetar en la administración pública buena manera, mientras “haiga” de donde raspar. La otra alternativa se llama Pudahuel, con destino a donde sea, de preferencia a alguna ex colonia británica.

 

Si yo tuviera 18 años y supiera todo lo que se ahora, me compro mañana mismo un pasaje de ida a USA y comienzo cosechando frutas durante los días de semana y trabajando de garzón sábados y domingo. Seguro que unos pocos años salgo adelante. Lo firmo.