RECUPERANDO PARTE DE LOS ROBADO.

Ya tengo el primer 10% en mis manos, o más bien en las manos de la cuenta corriente del banco. Estoy a la espera del siguiente pago. Y ya me apronto a recibir en algún momento el 80% restante. No será gran cosa, pero ahí está. Acto seguido, dejaré de cotizar en la AFP, no por gusto, aunque también, sino porque a esas alturas de la revolución ya no existirán. Tampoco participaré del próximo sistema de reparto de dinero ajeno, solidario, amoroso, trasversal y buena onda. No cotizaré nunca más. Je…je…je…

 

En el Chile que viene, ese paraíso de los vivos con gusto a acelerante y molotov, habrá que buscar las rendijas que aparezcan en el sistema y que permitan a los sufridos contribuyentes recuperar parte del dinero robado, aunque sea poco. Digamos que además del beneficio monetario, obtener parte del botín será un imperativo moral.

 

En el caso de las pensiones multimillonarias que ofrecerán al sufriente pueblo en llamas, veo dos alternativas, al menos por el momento. Quien no pertenezca a los quintiles más pobletes de los descendientes de Michimalonco, no podrán acceder a dichos beneficios casi-universales. En ese caso, a mí, maní. Ya cobré lo mío. Sin embargo, también existe la posibilidad de que los generosos señores políticos ofrezcan una pensión mínima a todo el mundo mundial, incluyendo aborígenes recién llegados de otros países. En ese caso, estiraré la poruña, mientras me rio. Je…je…je… ¡Habré cobrado dos veces! Alguna vez que me toque. Bondades del socialismo.

 

Se nos viene encima un país no apto para análisis mayores. El “Chile que todos queremos” será un país de “topón pa’entro”. O como decía mi padre, de “Agarra Aguirre”. Esto, por supuesto, durante los primeros años y mientras dure el botín. Habrá que recibir la parte del animal que nos toque o quedaremos debajo de la mesa revolucionaria, observado como los demás engordan hasta estallar.