FESTÍN DE DEMAGOGIA.

Sebastián, en su incesante e imprudente camino hacia la obtención de lo que algún día será (según él) su legendaria estatua situada a la izquierda de Dios Padre Chicho, tenía pensado plantear ante el respetable público una especie de solución definitiva al problema de las pensiones (no, no se trata de que todo el populacho cotice regularmente, no se ilusionen, que esto no es en serio, es solo política). Probablemente la vendería como un antes y un después (de él, por supuesto).

 

Aclaro: No digo que el Administrador Provisional de Palacio fuera a implementar una solución, ni que la oposición no la desechara por “insuficiente”, me refiero a plantear una solución y subir en las encuestas, contando con el rechazo de la oposición. En fin, el jueguito de siempre… Se trata de averiguar en qué lugar no hay, para hacer que “haiga”, y que la mayor cantidad de gente se lo crea.

 

La genial idea consistía en dejar contenta a la horda vociferante y pedidora de milagros, repartiendo el 6% en partes iguales, como buenos cristianos preocupados por el hermano que sufre, que en estos aciagos tiempos es representado por don “quien mas lo necesita”. Así, Sebastián se ganaba votos de acá y de allá.

 

Pero entre vivos se entienden, se hacen zancadillas y se pelean el quien vive, por lo que la oposición que gobierna, moviéndose a la velocidad de un rayo, aprobó en la comisión de no se qué, algo distinto. Todo el billete será administrado por ellos. El 6% enterito para los genios del puerto. Un nuevo gol en contra para el hombre de los reverendos tiritones.

 

Y así, a vista y paciencia de nosotros el pueblo, las bandas de jotes continúan despedazando el agonizante bicharraco que ya ni corcovea, en busca de las mejores partes. Se pelean el lomo y el filete, hasta llegar a la entraña y terminar azotándose en público por el último pedazo de hígado y la penúltima tripa maloliente.

 

Todos saben que no hay solución racional ni habrá acuerdo, porque no hay plata para repartir, solo deben decidir cuanto robarán esta vez, y a quién. Y como las encuestas castigarán a Sebastián si roba mucho y a la oposición si roba poco, dejarán la decisión a la Asamblea Constituyente, no sin antes culpar al adversario ¡Y todo en nombre del pueblo! (Especialmente de quienes más lo necesitan) Recovecos de la democracia…