VACUNA

Hoy me lo pusieron. Pero no se solacen malditos degenerados, no es lo que sus pervertidas mentes suponen. Hoy me pusieron el brebaje chino, y lo hizo de muy buena manera una linda señorita de la clínica. Morenita, jovencita y flaquita, con todo en el lugar que corresponde, o al menos que correspondía hasta antes de la revolución de los tontos graves y las tontas más graves. Le dije: ¡Pensé que dolía!, en un vano intento por demostrar mi recio carácter de facho heteropatriarcal, pero la linda señorita ni se inmutó. Será que los años no pasan en vano, se quedan donde no deben…

 

La verdad es que no me dolió, solo un poco de malestar en el lugar del pinchazo durante un rato. En un mes debo regresar por mi segunda dosis. Supongo que no encontraré a la misma morenita amorosa, ni que ella recuerde a este ejemplar de los de antes. Pero bueno, nunca se sabe.

 

Sigo desconfiando del brebaje chino, y no es para menos, ya que ningún país desarrollado lo utiliza. Esta pócima es solo para los barbáricos habitantes del mundo en imaginarias e interminables vías de desarrollo. En lugares civilizados utilizan la vacuna gringa, mientras que aquí solo podemos aspirar a que la enfermera nos regale cinco minutes de goce visual. Es todo. Barbarilandia no da para más.

 

El instructivo del Ministerio de Salud anuncia que solo vacunarán a personas con comorbilidades, extraña palabreja que significa tener enfermedades previas que pueden implicar un riesgo ante el virus que, según la OMS, no se sabe de donde salió. El comunista africano lacayo de China hace su pega.

 

Por lo tanto, preferí asegurarme y solicité un certificado a mi cardiólogo, “por siaca”, aunque mi ficha médica está en la clínica, en línea, a solo un “click” del vacunatorio. Y tal como lo supuse, a la viejuja que estaba delante mío la rechazaron por no poder comprobar sus dichos. Yo entregué mi carné, mi número de atención y el certificado, y pasé de un viaje. Me salvé gracias a que desconfío en abundancia de mis burocráticos compatriotas.

 

En Barbarilandia, el llamado conducto regular es ley de vida. Y está bien que exista orden, pero no burocracia a cagarse, aunque de eso vivan los compañeros de la administración pública dedicados a “escalar” papeles y luego a “desescalarlos”, timbrarlos y entregarnos graciosamente un pase para poder continuar con nuestras vidas.

 

En fin, ya vamos saliendo de esta huevada de mierda que nos jodió un año entero y sumando, nos ha hecho perder mucha plata y se llevó por delante a tanta gente.

 

Hoy decidí que de llegar a viejo con “capacidad de movilidad reducida”, me contraten a la morenita que me vacunó, para que me de la comida, me lave el poto y me cuente un cuento antes de dormir. Aunque supongo que la patrona me tirará en la pieza chica con la tele prendida todo el día y poco más. Así es la vida en este perro mundo.