LAS OCURRENCIAS DE LA ALE.

Para quien aun no se haya enterado, don Nicanor Parra trabajó hasta los 103 años, y muy bien llevados, según nos recordaba doña Alejandra Cox, presidenta de la Asociación de AFP, mientras la oposición se solazaba con su fantástico relato. Cuenta la leyenda, que don Nica se ataba los zapatos y se colocaba solo los calzoncillos con portentosa lucidez hasta los 102 años y medio, se bañaba con agua fría y caminaba al paso de la oca una hora diaria por la playa de Las Cruces sobre la arena seca. Después pasaba a la panadería, pinchaba con la cajera y compraba el diario. Un crack don Nica.

 

Yo tengo serios planes de emular a don Nica, llegando al menos hasta los 102. Uso mocasines, camino una hora diaria en el estacionamiento sobre cemento, y me baño solo cuando me acuerdo y con agua tibia. Desde marzo del año pasado el pan lo trae el Jumbo, cuando pido marraqueta mandan hallullas y cuando pido molde grande mandan uno chico y de linaza, pero de que atraen el pan, lo traen. También son unos crack, como don Nica. Así cualquiera llega hasta los 102. Si tienen alguna duda pídanle asesoría profesional a doña Alejandra, que de vejez sabe mucho. Seguro estudió en Harvard una maestría en vejez aplicada para fulanos del tercer mundo mundial.

 

Aprovechando el ejemplo, doña Alejandra pudo haber propuesto aumentar la edad de jubilación hasta la inverosímil edad de 85 años para los hombres y mujeres. Unos lolos (as, es). A doña Alejandra la contrataron para ser el “rostro” de las AFP y desempeñar su tarea con considerable habilidad. Los “rostros” sonríen hasta en medio de una tormenta de arena. Siempre demuestran una felicidad de catálogo; comentan en Instagram con caritas felices y corazoncitos; celebran el día de la mujer y del orgullo gay; festejan a negritos e indiecitos y aman a los pobres y desarrapados de este perro mundo. Lo hacen a diario, y para eso les pagan.

 

Yo no podría ser “rostro” porque no estudié en Harvard ni tengo la paciencia necesaria para desempeñarme en tan miserable trabajo. Espero que Los directores de las AFP no sean asiduos lectores de mi Blog, y vean en este humilde servidor de la causa de la verdad a secas y en pleno rostro, un posible sucesor de doña Alejandra, la ahora candidata a desempleada en plena pandemia, o iremos de mal en peor y la vieja loca y danzarina tendrá la pista libre para el décimo quinto retiro.   

 

Es posible que los directores de las AFP se fijen en mi tino, mi empatía, mi capacidad de crear realidades a gusto del consumidor, y mi sonrisa de “Chica Pep”. Y como pretendo llegar Hasta los 102 caminando por el estacionamiento, tendrán “rostro” para rato ¿Qué mejor ejemplo para la industria que un viejo de 102 que aun trabaja? Sería el ejemplo viviente de la necesidad de no jubilar nunca, y con eso combatir la escandalosa obsesión de mirar interminables partidos de futbol y las legendarias teleseries mexicanas antes de tiempo. Así ayudaremos a la causa de un mundo mejor para todos. Larga vida a las AFP ¡Ja!