¿NOVAK CRUCIFICADO?

El grotesco espectáculo del siempre insensible e inmutable Novak Djokovic, su demencial familia y su corte de enfervorizados seguidores, no hace mas que validar las políticas sanitarias que ya se comienzan a implementar en algunos países europeos: Vacuna obligatoria.

 

Yo nunca he sido partidario de la vacunación obligatoria, aunque escribí muy temprano el 2020 que las demenciales cuarentenas de interminables meses eran un atentado al sentido común, y lo que hoy se llama pase de movilidad sería habitual a corto plazo. Era obvio por una razón, existen millones de fulanos como Djokovic, aunque sean unos ilustres desconocidos y no sean número uno en nada (¿a alguien debiera importarle el ranking ATP de este tipo a la hora de aplicar la ley, y juzgar sus acciones en base al sentido común?) Obviamente no.

 

Como casi siempre, la prensa seria y el respetable público se ha centrado en lo que en mi opinión son solo detalles. Que si la ley australiana; que las supuestas libertades individuales del tenista; que si el niñito mimado contagia o no contagia en este momento, que el espectáculo, en fin… Pura paja molida.

 

Lo que debiera importarnos a todos es la calidad humana del fulano, después de todo, son las acciones de quienes no se comportan debidamente las peligrosas, y las que pueden ser consideradas delitos. Recordemos: No matarás, no robarás, no mentirás, no desearás lo ajeno ¿Les suena? Hace unos cinco mil años ya estaban de moda estas cosas, las que debieron dejar por escrito debido a que ya en aquella época existían tipos como Djokovic.

 

Vamos a los hechos:

 

Djokovic no quiere vacunarse, sin embargo, pretende jugar un torneo de tenis en un país donde las leyes son las que son. Las personas correctas tienen tres alternativas: Ceder y vacunarse; no vacunarse y no asistir al torneo; cumplir con las exenciones que la ley indica. Djokovic eligió mentir, hacer trampa ¿Por qué eligió mentir? Simple: Djokovic es de aquellas personas que piensan “yo soy yo”, en este caso “nosotros somos nosotros”, lo que implica que los demás son menos que ellos y por lo tanto no importan nada. La respuesta tambien la podemos encontrar en las destempladas declaraciones de su padre: Comparó a su hijo con Jesucristo, con Espartaco y lo elevó a el sitial de defensor de la libertad en el mundo. Por último, dijo que esto fue equivalente a pegarle cincuenta tiros en el pecho. Por si le sirve al caballero: Los psicólogos atienden por Fonasa.

 

¿Qué hizo Djokovic para meterse en este lio? Firmó una declaración ante la autoridad australiana para poder ingresar al país, en la indicó fundamentalmente dos cosas: Que fue diagnosticado (¿convenientemente?) con Covid el 16 de diciembre, por lo tanto posee anticuerpos y, que no había viajado a ningún país durante el tiempo que la ley australiana lo exige. La prensa lo delató: El día 17 de diciembre y dias posteriores fue visto sin mascarilla y en perfecto estado de salud participando en partidos de basquetbol, exhibiciones con menores de edad y diversas actividades públicas; y posteriormente se le vio vacacionando en España. Obvio: Culpó a sus asesores, el pobre no sabía nada (para eso les paga).

 

Pregunta:

¿Realmente estaba enfermo y, consciente de su situación mintió a todos quienes participaron en aquellas actividades públicas, arriesgándolos incluso a la muerte; o no estaba enfermo y falseó el examen para poder ingresar a Australia? No existe otra alternativa.

 

Mi opinión:

Si arriesgó a la gente con al que se relacionó sabiendo que estaba enfermo, debe ser juzgado penal y civilmente, debiendo ser condenado a pagar fuertes indemnizaciones a los afectados e ir a prisión.

Si no estaba contagiado y falseó documentación sanitaria y legal, mintiéndole al menos a las autoridades serbias, españolas y australianas, debiera ser juzgado civil y penalmente en los tres países, multado y encarcelado.

 

Si en este perro mundo existen millones de Djokovic (porque de que existen…, existen), no va a quedar más remedio que exigir el pase vacunación y movilidad para todas aquellas actividades donde sea pertinente tenerlo al día. Incluso para asistir al trabajo y facultar a las empresas a despedir sin indemnización a quien no tenga su cartilla de vacunación al día. Es eso (que cada cual se responsabilice de sus decisiones y sus actos), o lo contrario (que los demas “o sea, “los otros” se hagan responsables de la irresponsabilidad de cada Djokovic con que tengamos la desgracia de toparnos. Es eso o la vacuna obligatoria, no veo más alternativas a estas alturas.  

 

PD: Primero que nada, vacúnese. Además, si usted está contagiado (a,e,@,x), supone que puede estarlo, o ha tenido contacto estrecho sin mascarilla con quien sea (entiéndalo, no sea porfiado, usted no puede certificar que aquella persona está enferma o no lo está), sea responsable, no arriesgue a nadie, e informe a las demás personas con las que pretende relacionarse posteriormente, ellos tienen derecho a saberlo. No le cuesta nada actuar con corrección, respeto y cuidado con los demas (¿o le cuesta?)