PAZ Y ENTENDIMIENTO ¡JA!

Continuando con el tema de ayer, es decir, con la crítica a la obra teatral en cuestión, podemos agregar que todo va en la dirección preconcebida. El Merluzo conformará una comisión que resolverá lo que nadie pretende resolver, ni los no-terroristas, ni los políticos de un lado y el otro, ni la prensa de un solo lado (¿existe la prensa del otro lado?): https://www.emol.com/noticias/Nacional/2022/11/11/1078111/presidente-boric-comision-pueblo-mapuche.html

 

Esta comisión “por la paz y el entendimiento”, no traerá paz ni entendimiento, tal como el acuerdo “por la paz y una nueva constitución” no trajo paz, por el momento tampoco una nueva constitución, y si así fuera, tendremos una nueva constitución que empeorará la paz y todo lo demás.

 

Esto de las comisiones no me gusta para nada, prefiero las mesas de diálogo, ya que el nombre vende mucho más. No están los tiempos para negocios frustrados, o al menos no para negocios que se frustren antes de tiempo. Ahora bien, si esta comisión incluye una subcomisión asesora de expertos sin derecho a voto, podría ser. Lo de los expertos vende.

 

Recuerdo que, durante mi ya lejana juventud, existían las comisiones de hombres buenos, probablemente el origen de las actuales comisiones de expertos, aunque compuesta por gente de la que se decía eran decentes y nobles, tal vez buenos cristianos viejos o procedentes de familia conocida. Evidentemente que estos próceres eran recolectados de alguna ganadería en particular, ya que eran elegidos por alguien y representaban los intereses de estos. No serían expertos, sin embargo eran hombres buenos, y eso ya era un avance entre tanta barbarie y tanta maldad.

 

Hoy en día, las comisiones no solo están integradas por gente buena, noble, experta y entregada a la sin igual labor de enarbolar los principios de la ética y la paz social. Hoy son electas de manera paritaria y con las suficientes perspectivas que las hacen irresistibles. No podemos desmentir que Chile ha cambiado, y para bien. Es todo un avance.

 

Una comisión de verdad suele estar compuesta por: Un negro, una india, una lesbiana, un travesti, un homosexual no binario, la dirigente de un colectivo, el representante de alguna organización social, una mujer víctima de violencia de género, un bisnieto de algún detenido desaparecido que aun está en manos de su captor y el tataranieto de algún falso exonerado político.

 

Evidentemente que esta transversal lista debe ser completada por un hombre blanco heterosexual de derecha que será sindicado como el causante de la falta de dialogo y, por lo tanto, de la imposibilidad de que la comisión haya llegado a un acuerdo que ponga punto final al denominado conflicto mapuche. Todos tenemos una misión en esta vida.

 

La imposibilidad de llegar a algún acuerdo de paz y todo lo demás, es condición fundamental, ya que una solución al problema causado a propósito una vez recobrada la democracia, y todos sus negocios políticos, económicos y narcotraficantes relacionados, no es al fin último de la comisión. No faltaba más.

 

El fin último de esta comisión por la paz y el entendimiento es postergar el problema durante un tiempo prudente, digamos que hasta el cuatro de marzo de 2026. Y ahí ya veremos.