DEMOLIENDO CHILE

Al gobierno merluciano le quedó gustando el espectáculo floridano de Carter, reencarnación lavinista de los peores vicios de la derecha tradicional, esa que intenta ser social y termina siendo socialista.

 

Ya no demoleremos casas y ampliaciones de guaridas narcos, también le haremos empeño a los mausoleos que conmemoran las mínimas y desatadas vidas criminales de emprendedores criollos de la droga y crímenes asociados.

 

Nicolas Cataldo, el comunista que hoy se gana el pan de cada día y mucho más como subsecretario de Desarrollo Social, luego de su pírrico paso de unas pocas horas por el Ministerio de Interior por haber tratado a Carabineros de infiltrados, torturadores y no recuerdo que más, se pasa a la vereda del frente y nos anuncia que el proceso de demolición propagandística nacional comenzará en la comuna de Lo Espejo.

 

Me entero por la prensa seria que el espectáculo tiene algo de morbo, ya que comenzará en la población José María Caro, en el mausoleo erigido en memoria de Diego Marchant, conocido miembro de una dinastía criminal de la pobla, construido en  plena la plaza Salvador Allende, donde me imagino que los niñitos juegan a la pelota y las niñitas a la ronda de San Miguel. Je, je, je, Dios los cría y el Diablo los junta.

 

No es de extrañar, ya que desde que recobramos la democracia -aun no sé para qué-, los señores políticos se han empeñado en tapizar plazas, calles, avenidas, barriales, consultorios, hospitales, escuelas, teatros, gimnasios y toda suerte de rincones de las ciudades de Barbarilanda con nombres de próceres marxistas. Le tenemos a la dama y al varón: Salvador Allende, Víctor Jara, Gladys Marín, Pablo Neruda y otros personajes del mismo origen, que se repiten insistentemente desde Aymara-landia hasta Yagan-landia, si utilizamos los criterios multiculturales de la convención de la locura.

 

Propongo extender la iniciativa de demolición a la estatua de Salvador Allende que mora frente a La Moneda ¿No será que nuestro problema es ese, que en Barbarilandia solemos conmemorar todo tipo de desgracias e infortunios en lugar de resaltar los poco frecuentes éxitos nacionales?   

 

Si la lista de nuestros héroes modernos se limita a reconocidos y no tan reconocidos, comunistas, vagos, tira piedras, revolucionarios, criminales, narcotraficantes, pirómanos, saqueadores, destructores de colegios y universidades, indios terroristas, ideólogos de la bolchevización de nuestro país, miembros de grupos terroristas, curas revolucionarios, supuestos artistas propagandísticos de regímenes totalitarios y otras lumbreras nacionales, no podemos esperar que la juventud tenga como ejemplos a seguir a personas de carne y hueso que trabajan, se esfuerzan día tras día, invierten, crean riqueza y mantienen a sus familias de la manera más digna posible.

 

No vamos por buen camino, eso es evidente al menos ante mis ojos. El que no lo quiera ver, pues que no lo vea.