VOAT Y PAGAR, ¿QUE MÁS QUIEREN?

Es necesario tirar toda la carne a la parrilla. En las próximas elecciones debemos elegir alcaldes y gobernadores; supongo que también postularán concejales y cores ávidos comer, vestirse, viajar, cambiar de auto y de barrio, e ingresar o mantenerse en el servicio público, machucaos que son algo así como el parlamento de los alcaldes y los gobernadores. Que no se note pobreza, ya que para eso recobramos la democracia.

 

Nuestra obligación es ser patriotas, demócratas, serios y comprometidos con la grandeza del estado, no da lo mismo quien nos roba, ¿Cómo va a ser lo mismo si roba uno de los nuestros o uno de los otros? No pues, si esto no puede ser al lote, compañeros.

 

Algo de suma importancia es postular a sujetos que logren interactuar con el populacho bárbaro de cada rincón de la patria. Que la gallá se vea reflejada en aquellos postulantes que intentan convencerlos sobre la importancia de su aporte a la sociedad, como lo hizo la lista del pueblo y sus vociferantes energúmenos enloquecidos ¡Todos somos nuestro candidato!

 

Debemos recolectar bailarinas callejeras; magos de cartas españolas y sacadores de conejos de los sombreros; futbolistas retirados; harta bataclana de la televisión, estas abundan; niñitos del techo no pueden faltar, clavar tablas y regalar kilos de azúcar a los pobres es esencial en el desarrollo personal de todo buenista sonriente; exparlamentarios caídos en desgracia; algún pastor evangélico con todo, guitarra y altavoz; uno que otro supernumerario del Opus Dei que nos lleve por el camino de la virtud, la castidad y el orgullo.

 

También es importante sumar y multiplicar representantes populares. Un indio con zapatillas Nike como alcalde en Tirúa; algún recolector de cochayuyo en Pisagua, con foto a pata pelada incluida, por supuesto; un medio pollo del puerto de Coronel aspirando a la gobernación; dos o tres viejas sufridas de población soñando con ser core y la dieta asociada a ello. Todo vale con tal de fortalecer la democracia.

 

Escarbar en las profundidades de los reality show en busca de diamantes en bruto suele ser una buena idea, siempre aparecen disponibles enanos, prostitutas, vagos de todo tipo, viejas cahuineras, fisicoculturistas de poco cerebro, subnormales sacadas de Instagram. La fiesta de la democracia debe saber conectar con la poblada, con sus pasiones más inconfesables, sus ambiciones más ocultas, sus necesidades más frívolas, sus anhelos más retorcidos y sus deseos más impresentables.

 

No pueden quedar fuera de la fiesta los nuevos exponentes del Chile actual, el post dictadura y el post 30 años. Me refiero a todo tipo de ingeniosos vividores que, gracias al “modelo heredado de la dictadura”, y luego de deambular por universidades gratuitas, no consiguieron trabajos normales por flojera y/o incapacidad: sabiondos; expertos; escribidores de papers; conocedores del cambio climático; salvadores del planeta; charlatanes de largo recorrido en mesas de diálogo, de trabajo y de lo que haga falta; ingenieros sociales; incitadores del odio; promovedores del globalismo; reivindicadores de indios; reivindicadoras de lesbianas y travestis, y sume usted lo que quiera. Todo vale, todo es democracia, todo es innovación y todo es diálogo social.

 

La derecha debe avisparse o perderemos la democracia en manos de sinvergüenzas mas hábiles, creativos y empeñosos. La idea es chillar sin vergüenza; mentir sin vacilar; injuriar al prójimo sin remordimiento; exhibirse sin pudor; robar siempre con la frente en alto, después de todo se roba en nombre de quienes más lo necesitan.

 

Menos mal que recobramos la democracia, no sé qué haríamos sin ella y sin la gente que se sacrifica 24/7 en nuestro nombre y por nuestro bien. Nosotros, estoicos, debemos cumplir con nuestro deber, callar, votar y pagar, no nos preocupamos de nada más, que para eso hay quienes saben lo que hacen con nosotros, con nuestro dinero y con nuestras libertades. Huevones malagradecidos.