CHIPE LIBRE AL CRIMEN

Fin de semana de furia terminó con una decena de muertos. Una víctima fue acribillada con 47 disparos, otro “solo” recibió 14. Renca, Viña del Mar, Huechuraba, Pedro Aguirre Cerda, Puente Alto. En Quilicura asesinaron a cuatro cabros chicos. Eso es solo lo que se sabe.

 

La frívola, siniestra y nociva Novia de Chuky, insiste en el control de armas, como si los bandidos fueran a entregar voluntariamente su arsenal debidamente inscrito, incluyendo ametralladores y granadas. Propaganda y más propaganda en medio de acribillamientos masivos ¿Es el precio de la democracia, la justicia social y el facilismo judicial? La izquierda asegura que los malos no son tales, sino víctimas de un sistema opresor. Sigan matando entonces los giles.

 

El Monsalve, que no encuentra las horas de terminar su trabajo en el gobierno merluciano a cambio de una feliz vejez en el senado de la republiqueta, cuenta muertos. No cree que sean demasiados. El dúo de ministros malandras considera que en otros países es aun peor. Gran consuelo, mientras se anuncian “medidas”, “cartas en el asunto” y burlas varias. Avizoro mesas de diálogo, de trabajo y de desayuno.

 

Denuncian red de taxistas que drogan y roban a personas luego de asistir a bares en Vitacura. Eso les pasa por atorrantes y asopados. Tomar un taxi conducido probablemente por un criminal en medio de la noche, por considerarlo seguro en medio de la borrachera, no da ni para comentar. Ni la GCU se salva de la barbarie. De todas maneras, nada comparado con la mafia de políticos y prensa seria, esos sí que mienten, esos si que roban, esos si que engañan, y esos si que causan muerte y miseria.

 

La estrategia populachera del Merluzo de mantener contenta a toda la recua de salvajes a punta de promesas de bonos y vagancia bien vista, se ha topado con la cruda realidad, sin orden no hay paz, y sin paz ni hay poder, y por lo tanto robo asegurado.

 

Por su parte, el chillido permanente de todas las derechas no logra penetrar en la argamasa de flaites empoderados. El llamamiento al orden se enfrenta a las ansias de libertinaje permanente y la incredulidad de la poblada respecto de si una vez en el poder, no los engañarán nuevamente, ya que a los malos no los tocará nadie que pretenda salir bien librado de acusaciones de ser un fascista y un atentador compulsivo contra los derechos humanos.  

 

Si al final, cabros, las mamarrachadas vomitadas por moros y cristianos en nombre de una democracia que dicen haber recobrado, aunque no sabemos para qué además de para robar, solo pretenden mantener a un populacho bárbaro lobotomizado, sin juicio crítico, y divididos en hordas fanatizadas, capaces de lanzarse al barranco en defensa de su líder de mierda que les promete lo que quieren oír.