Nuestra cleptocracia
nacional hace agua por todas partes y desde todos los signos políticos. Un gato
de campo es un digno señor de alta alcurnia al lado de esta escoria social que
nos regenta el lupanar.
Hace tiempo
que la familia Lavín viene dando de que hablar. La Cathy Barriga no solo está
siendo investigada por el descalabro económico en la comuna de Maipú, sino que mientras
espera el resultado del juicio que se lleva en su contra, aprovecha a mostrarse
en pelotas en redes sociales de pago.
La decisión de
la derecha de colocar en la alcaldía de una de las mas grandes comunas del país
a una bataclana de la televisión ha tenido consecuencias nefastas y hasta ahora
imposibles de comprender. Es muy posible que la derecha demore décadas en
asumir nuevamente el control de la populosa comuna de Maipú luego del grotesco
desprestigio actual.
Joaquín Lavín
padre, el gran timonel de la familia de moda, está en problemas. Desde hace
años corre el rumor de malos manejos económicos en la comuna de Las Condes
durante su gestión, entre ellos en la corporación municipal, que como sabemos,
son las entidades mas turbias de todo el andamiaje estatal del país.
Lavín dejó
como su delfín en la alcaldía a la ahora exalcaldesa Daniela Peñaloza, quien obviamente
no inició ningún tipo de investigación al respecto. Creo firmemente que la
candidatura de Marcela Cubillos buscaba el mismo fin, evitar la investigación.
La protección
de Lavín parece haber llagado a su fin, si es que la nueva alcaldesa de la
comuna, Catalina San Martín, cumple con su palabra de investigar y auditar las
dos últimas gestiones alcaldicias, sospechosas de presuntos casos de corrupción.
Espero que así sea, ya que la derecha necesita urgentemente librarse de sus
malos elementos.
El último en
caer ha sido el vago y macabeo de Lavín Junior. La PDI y la Fiscalía
Metropolitana Oriente allanaron tres inmuebles del diputado, su casa en
Peñaflor, su oficina en el Congreso y su sede distrital. En la investigación, este
fulano figura como imputado por, presuntamente, emitir facturas falsas al
municipio de Maipú durante la gestión de su esposa, Cathy Barriga.
La mierda ha
sobrepasado el cuello de la mayoría de la autodenominada “clase política”, aunque
yo preferirá denomina mala clase política. Familias enteras robando y nadie se
entera. Manadas de bicharracos robando desde fundaciones salidas del riñón del gobierno
y nadie se entera. El todopoderoso secretario que combate el delito es un
violador, y nadie se entera.
En la
política chilena nadie se entera, aunque todos saben. Es la inmundicia que
rebosa a todo bicho viviente que vive del estado ladrón que a su vez vive de
los pobres giles que participamos de fiestas de la democracia y mentiras
varias.