EL PAÍS DE LA VAGANCIA.

Comenzó otro feriado eterno, este no es irrenunciable, pero que mas da, tampoco se ha pensado en renunciar a él aunque se pueda.

Ya no recuerdo cuantos son los cientos o miles de millones de dólares que se pierden cada vez que nos pegamos una de estas farras sin sentido. ¿Celebrar qué?. Cualquier cosa sirve. El asunto es celebrar.

Para los comerciantes como yo, estos fines de semana son nefastos. Supongamos que una empresa tiene una rentabilidad sobre las ventas de un 20%, y de 25 días del mes, hay que cerrar 3. La utilidad del mes baja a menos de la mitad. ¿Cómo, tanto?: Si, tanto. ¿Y si la utilidad sobre las ventas es del 10%?: Pues ahí no queda nada. ¿En serio?: Si, en serio. Ese mes se trabaja por los aplausos, aunque ni por eso.

No he visto las noticias, pero ya me las imagino. Los tacos en los peajes; la gente reclamando para que bajen las barreras y puedan pasar gratis; el ministro del balcón prometiendo autopistas como las de Alemania; una encuesta flash sobre el precio de la bencina en el barrio alto, en el bajo y en el mas o menos; un recorrido por las playas cotizando el precio de una pescada con chilena; una vista panorámica del mini bikini de una flaca y del escote de una “rellenita”, en fin, ya sabemos en que consistirán las noticias estos cuatro días.

Este fin de semana se celebra: La noche de la brujas (se me olvidó comprarle un regalo a la mía), el día de los muertos y el día de los evangélicos. Casi nada.

El día de los “vivos” se celebró el domingo pasado, unos vivos dicen que ganaron, los otros vivos dicen que también, otros se picaron, otros callaron, otros aseguran que están felices de haber perdido y otros se aprestan a cambiar el gabinete. Ya sabemos, ahí todos ganan. Claro, si son “vivos”, era que no ganaran.

¿Se nota que estoy aburrido?. ¿No mucho verdad?. Mi hija grande no está; la bruja a la que le debo el regalo por su día, agarró la escoba y a mi hijo chico y se fueron volando a la playa con los primos, yo le dije que no iba, supuse que me costaría caro el atrevimiento pero no fue así. ¿Qué habrá pasado?. Yo intuyo que la cuenta me la pasará a la vuelta, en la vida no hay nada gratis, ni la educación universitaria, ni contradecir a la patrona. El paraíso en la Tierra no existe, y el otro supongo que tampoco.

Estoy decidiendo entre un tarro de porotos granados “Centauro”; una masa de pre pizza que quedó por ahí, aunque no se si habrá queso; pan no hay y no pienso ir a comprar; y si me hago un bistec, la cocina va a quedar para la corneta con las salpicaduras. Creo que me estoy decidiendo por la pizza, una cosa es no ir a la playa, y otra muy distinta es dejar la cocina llena de grasa, esa no la cuento. Me dio hambre.