¡DESIGNADO!, EN EL NOMBRE DEL PUEBLO.

Dobra Lusic se bajó. Ya no será Ministra de la Corte Suprema. Políticos y colegas de la señora ex candidata no soportaron la presión; ella tampoco. El problema consistió en que se supo lo que hizo, no que haya hecho algo que no se haga con regularidad.

Todo volverá a comenzar. La Corte Suprema armará una nueva quina compuesta por cinco postulantes, cuyo principal requisito será que no se sepa lo que hayan hecho. El Presidente de la República Bananera de Barbarilandia –Sebastián-, elegirá a uno, una o une de ellos, de acuerdo a tres condiciones fundamentales; que tenga un holgado prontuario de condenas contra militares, que sea aceptado por la izquierda y, que no existan dudas de que no se sabrá lo que hizo, cuando lo hizo y contra quien o favor de quien lo hizo (tarea para su primo). Por último, el Senado de la República de opereta confirmará lo acordado entre pasillos.

El próximo Ministro de la Corte Suprema no será necesariamente mejor que doña Dobra, aunque al menos lo parecerá, requisito fundamental. Así, funcionarán las instituciones, la democracia, la integridad moral de nuestros próceres y continuaremos asegurando que “en Chile no pasan esas cosas”, nosotros tenemos un carácter republicano envidiado por nuestros vecinos.

Ya sabemos que todo en Barbarilandia está pensado y bien pensado. Los partidos designan a los candidatos, los candidatos serán los futuros parlamentarios, los parlamentarios designan a los ministros, los ministros designan a los futuros ministros, y estos proponen a los notarios y conservadores, que a su vez son ratificados por los parlamentarios y el gobierno que designó a quienes los proponen. El plan perfecto.

Además, los políticos designan a sus funcionarios de confianza llamados operadores políticos, estos designan en puestos de confianza a su gente de confianza, y los últimos convocan a su parentela extendida y amigotes del alma formados en pichangas de barrio, centros de alumnos, tomateras y planificaciones de baja estofa. Todos de confianza… hasta que los pillan en algo.

En Chile todo funciona muy bien, no tenemos corrupción a secas, es más bien una corrupción republicana. Una corrupción apegada a la ley y las interpretaciones de esta, a las buenas costumbres y a la dignidad del cargo. Interpretaciones que por cierto interpretan los jueces, y funcionarios designados de la menara que acabo de explicar. Todo está pensado, muy bien pensado.   

Así, Chile seguirá funcionando. Los Audi, Mercedes y BMW continuarán “subiendo por la Kennedy”, continuaremos siendo miembros de la OCDE, y festejaremos que hace ya muchos años “recobramos la democracia” ¡Que viva el pueblo!