MARCHA POR LA VERDAD REVELADA.

Según la televisión, una muchedumbre deambula sin rumbo fijo por Plaza Italia y Alameda. Envueltos en pancartas y vociferando consignas, piden un cambio, esta vez un cambio al clima. Atrás quedaron, por el momento, los aborígenes, la educación gratis, los travestis, el Cholito, la Emilia, el capitalismo, el descubrimiento de América, las AFP, las Isapres, Zamudio y el Chicho. El clima la lleva.

Mientras la horda vocifera y las periodistas de televisión se emocionan hasta las lágrimas, sus miembros se encomiendan a la gran Merlina rubia, Greta, quien difunde el mensaje salvador. Ella nos revela el futuro. Existe un mundo más allá, con pajaritos y arbolitos, muchos molinos de viento subsidiados, veleros a remo y autos a pedal, como el de Pedro Picapiedras.

Eso sí, nos haremos merecedores del paraíso verde solo si hacemos lo que nos pide. Es la verdad revelada. De lo contrario, herviremos en el infierno, nos ahogarán los mares, rayos caerán desde el cielo y los cuatro jinetes cortarán nuestras cabezas. El tiempo apremia, desde mañana me baño solamente día por medio y con agua helada.

Quien ose interponerse en el camino trazado por ella, la guía, la sacerdotisa de la tontera, la niña símbolo del consenso, la que todo lo sabe, lo que no sabe lo inventa y memoriza los libretos con agilidad, será enviado al fin del mundo conocido. El consenso es ley, verdad revelada, palabra de Greta y sus apóstoles de la risa.