SUEÑOS ROBADOS.

Está de moda el calentamiento global. Además es un gran negocio subsidiado por los contribuyentes. Y como siempre, existen dos grupos, los que van por el sí y los que van por el no. La historia no cambia. Los buenos y los malos, los míos y los tuyos.

La verdad es que nadie puede saber si esto es cierto o no lo es. El clima no es predecible, basta con mirar la televisión y admirar a los sabiondos que anuncian lluvia para mañana y no llueve, o todo lo contrario.

Quienes se hacen la América con esto son los escribidores de papers profesionales. Cada uno con su teoría, que debe coincidir con los intereses del pagador para ser publicada y vociferada a los cuatro vientos. Cada uno con sus cálculos, sus datos, sus citas a pie de página y su explicación. El papel lo aguanta todo y el costo de la vida va en aumento.

La única que ve el futuro es la Merlina, la fiable niña símbolo de la tontera, esa a la que le robaron sus sueños, su niñez y no sé qué más. Se parece a los que reclaman porque las AFP les roban un dinero que nunca han depositado.

Probablemente sus padres le robaron la niñez a cambio de unas moneas y fama, tal vez. O ella es un demonio, tal vez. Realmente me da igual. La cabra pone cara de enojada, luego llora un poco y, ¡todos somos Merlina! Una merlina rubia, lo que es políticamente incorrecto, tal vez debieron escoger a una cabra negra y transgénero para hacerla indestructible. Les paso el dato por si les sirve.

Mientras Sebastián se hiperventila y la Greta postula al Oscar como mejor actriz en drama, aquí en Barbarilandia no nos dan bolsas en el supermercado ni en la farmacia. El otro día compré mis remedios, 50 lucas por cuatro cajas y los tuve que llevar en la mano. Ni un mísero cambucho de papel reciclado con hojitas verdes y un sol dibujado, o por ultimo con una foto de la Merlina. Nada de nada. Es un abuso.

Desde tiempos inmemoriales se anuncian desgracias y maravillas. El fin del mundo; la segunda venida de Cristo; la caída del capitalismo; el paraíso terrenal rojo; en los 70 anunciaban hambrunas generalizadas, hoy tenemos un problema de sobrepeso descomunal.

La capa de ozono nos rostizaría a todos como un pollo con papas fritas. Resultado: todos a embetunarse con protector solar, y ahora el 80% de los chilenos tenemos déficit de vitamina D, la que necesita exposición al sol para fijarse en el organismo. La patrona me convencía que soy el hombre de su vida, hoy cocino y hago las camas. El futuro siempre es incierto.

De aquí no sale nadie si no aparecen los sueños de Merlina ¡Llamen a los pacos!