DOS AÑOS DE PAN Y CIRCO.

De ofrecerme este trato dos días antes, lo firmaba. La sacamos barata… por el momento. De atenernos al acuerdo de anoche y sin letra chica, significa que la modificación de la actual constitución estará a cargo de un congreso elegido de la manera tradicional y de acuerdo a los quorum que actualmente se exigen para estos efectos ¿Cuál es el problema entonces? Esto lo podría haber hecho este mismo congreso, tal como se modificó esta misma constitución varias veces antes.

En cambio, si analizamos lo que será este interminable proceso, y consideramos que ya está instaurado en las cabecitas del populacho bárbaro que las “conquistas sociales” se obtienen por la vía de los hechos y con el bidón de acelerante en la mano, todo se complica.

Primero: Usted vota si quiere o no quiere una nueva constitución. Si gana la opción que rechaza la nueva constitución, todo queda como está y cada uno a lo suyo. Fin del asunto (esa será mi opción).

Segundo: Si gana la opción que prefiere una nueva constitución que nos hará ricos y famosos, tiene dos alternativas que en el fondo no tienen diferencia. Da igual. Eso sí: Tendremos dos años de show interminable. Tiempo suficiente para acabar con la paciencia de cualquier persona normal, y tiempo suficiente para vender más o menos tranquilo y largarse de Chile. Sin dudas estamos mejor que hace dos días… por el momento.

Los plazos:

--5 meses de show, hasta abril, preparando el plebiscito ¿acepta o rechaza? Chile será libre y los hijos de esta tierra más democráticos.

--De ganar el “Si”, 6 meses más de matinales, noticieros y campaña políticas, hasta octubre de 2020. Ahí conoceremos a los expertos designados por la voz de pueblo que nos encaminarán a un mundo mejor.

--Paso siguiente, las lumbreras tendrán un plazo de 9 meses, a los que podrán sumar 3 meses más, para redactar nuestras tablas de la ley. Desde ya propongo que las bolsas de supermercado sean un derecho irrenunciable ¡No más coca colas en la mano!

--Sumemos: 2 eternos interminables años de palabrería interminable y las expectativas en un balancín.

Y eso no es todo: Una vez con  las manos en la masa, cada vez que la derecha fascista proponga algo que no le guste a los comunistas democráticos, estaremos en las calles a palos y cornetes. Cada vez que la izquierda y la derecha unidas no sean vencidas y lleguen a un acuerdo que no considere la voz del lumpen y sus jefes, otra destrucción del país. Y así durante dos años.

El final de la travesía: Tendremos una nueva constitución. De no ser del gusto de la extrema izquierda, continuará la revolución en las calles de Chile con la finalidad de pedir una nueva constitución. De lo contrario, si la nueva constitución es del gusto de la extrema izquierda, es el fin.

Resumen: Dos años de show para que todo siga igual o dos años para el fin. Solo podemos empatar o perder. Pero esta vez no nos pillarán por sorpresa. Algo es algo.

A esto debemos agregar los imponderables, o las “cosas de la vida”. Dos años son mucho tiempo y cualquier cosa puede suceder. Tengan los ojos bien abiertos.