INFELIZ NAVIDAD.

Tengo la sospecha que grupos organizados de computines bielorrusos y ucranianos, asociados con grupos pop coreanos, con la asesoría de cubanos y venezolanos, y un youtuber de Costa de Marfil, están detrás de los incendios de Valparaíso. Descarto de plano que terroristas nacionales se hayan dado el gustito del año quemando todo a su paso. Recordemos que el delito de incendio fue borrado de la ley antiterrorista por Sebastián Piñera durante su primer gobierno, por lo tanto esto fue solo un error en la toma de decisiones.

Creo que solo fueron algo así como veinte focos de incendio simultáneos, por lo que el gobierno de Sebastián y sus funcionarios estrellas, comenzaron asegurando que, tal vez, en una de esas, los fuegos fueron intencionales. Luego, en un acto de valor y decisión, intuyeron que esa posibilidad era más que cierta. No escuché algún llamado a la unidad nacional. Tampoco he visto a la Ministra Karla Rubilar pedir perdón, ni referirse a los supuestos incendios en tono de osita cariñosita, aunque aún es tiempo.

Para dilucidar tan enredada situación, el gobierno optó por tomar el toro por las astas y llegar al fondo del asunto, interponiendo una querella en contra de quienes resulten responsables. La señora Rosa Aravena vio a personas extrañas esa mañana merodeando el cerro Rocuant. Doña Ema Coliqueo, viuda de Catriñir, asegura que una sombra la asustó cuando se levantó al baño esa tarde, minutos antes de la primera llamarada. Ya tenemos pruebas suficientes para dilucidar el entuerto.

Ahora solo queda esperar el resultado de la querella, la reconstrucción informal de campamentos, callampas y mediaguas, y el próximo incendio. En Valparaíso la historia no solo rima, se repite.