LLEGÓ LA MERCA.

Comenzó el proceso de vacunación masiva en Barbarilandia. Toda la ganadería se apersonará en la fila de los comunes, sonriente, y dispuesta a recibir el brebaje chino, la peor de las vacunas del mercado. Un menjunje que aún no es validado por estudios serios.

 

Me entero por la prensa, tal como la mami de la Paula, que solo en países de dudosa reputación utilizarán la vacuna china. En países normales, esos de la OCDE que los opinólogos de la vida citan cuando les conviene y echan al olvido cuando no, utilizarán vacunas de Pfizer, Moderna y alguna otra que esté  la altura de las circunstancias. Aquí el brebaje chino será nuestra supuesta salvación. La única por el momento.

 

Ya anuncié que no utilizaré esa cosa, aunque a estas alturas al parecer no habrá más alternativa. De cualquier manera, si decido hacer fila para la dolorosa, no es mucho lo que aportará. Con una supuesta efectividad del 50% o poco más, no da para regresar a la normalidad ni algo parecido. Si agregamos a la educación el supuesto periodo de inmunidad (supongamos seis meses o un año), y si la inmunidad disminuye con el paso de los días, es posible que después de recibir la vacuna su efectividad se reduzca paulatinamente. Digamos que, por ejemplo, después de dos o tres meses la efectividad sea del 40%, 30% o menos.

 

El gobierno de los tontos, los compañeros de la prensa seria y los sesudos escritores de papers que los poderosos de siempre tienen a sueldo, no nos resónden claramente estas preguntas, razón por la que mucha gente duda sobre si participar o no en este proceso a ciegas ¿Qué sentido tiene vacunarnos si dentro de unos meses la efectividad será tan baja? ¿Será así? ¿O no? ¿Cómo funciona realmente este asunto? ¿Será como la nueva constitución, es decir, usted primero vote apruebo y luego le cuento de que se trata? Pues no lo sabemos y nadie parece interesado en entregarnos la información veraz y oportuna.

 

Si llego a vacunarme con esa cosa, de todas maneras continuaré con los mismos cuidados sanitarios actuales, mascarilla incluida, y lo más importante para mí, -¡¡gracias Covid 19!!-, nada de contacto social, nada de reuniones de cualquier tipo, cumpleaños, abrazos, payasadas varias y demás obligaciones glamorosas. Debemos pensar en positivo, todo tiene algo bueno, hasta esta desgracia planetaria lo tiene.