EL SAGRADO DERECHO A SER ESTÚPIDO.

A riesgo de repetir, sigamos con el virus chino. Está la de San Quintín. La evidencia, esos porfiados hechos a los que se refería un irritado Lenin (¿o sería Stalin?) Yo creo que fue Lenin el de los porfiados hechos, Stalin fue mucho más práctico, solo basta recordar el día en que preguntó, ¿cuántas divisiones tiene el Papa?

 

El Mercurio nos informa sobre la edad promedio de los pacientes hospitalizados. https://www.emol.com/noticias/Nacional/2021/03/21/1015522/pacientes-uci-menores-50-anos.html

 

Cerca de una cuarta parte de los enfermos graves tiene menos de 50 años, argumento nefasto para la tropa descerebrada de “verdaderos libertarios”, que enviaban graciosamente a los abuelos al cajón de pino en nombre de la libertad individual. Cualquier muerto es bueno si sirve para contradecir a Bill Gates. Ustedes cambien Bill Gates por revolución y todo cuadra.

 

De las 609 camas que se han sumado producto del verano feliz con derecho a raspe, ninguna está siendo utilizada por mayores de 70 años. Otra bofetada en pleno hocico de quienes suponen que Chile es Suecia, y Suecia lo ha hecho de todas maneras bastante mal.

 

Es decir, el cuidado sirve, el distanciamiento social también, y la mascarilla por supuesto. La cabrería dedicada a fornicar en salvajes partuzas en playas y campos del sur, está pagando las consecuencias. Y sus familias también, a los que claramente contagiaron con impunidad. Se informa que familias enteras regresaron contagiadas luego de sus vacaciones ¿Sentirá algún remordimiento esta tropa de “millenials” narcisistas? Supongo que no ¿Qué pensarán luego de matar al padre, la madre o alguno de sus abuelos? Supongo que nada. El mundo no los comprende. Ellos tienen derecho a sus vidas y “su verdad”. Extravagantes argumentos que nos hacen mirar con desolación el futuro que nos espera.

 

Al parecer el brebaje chino funciona, solo resta comprobar por cuanto tiempo. Los “verdaderos libertarios” se pueden meter por el orto su inmunidad de rebaño a lo bestia. Y sabemos que en Barbarilandia abundan los imbéciles a quienes no les importa nada mas que pasarlo bien a costa de lo que sea y quien sea.

 

Yo estoy aquí, como diría Segismundo, “destas prisiones cargado”, mientras pasa el vendaval chino y llega el glorioso día de la segunda dosis del brebaje amarillo. Si me enfermo, será por imponderables, no por estúpido (espero).

 

El vergonzoso y decadente espectáculo del que somos espectadores, y que tiene de protagonista al siempre nefasto populacho bárbaro, no es mas que una nueva prueba de la baja calidad ética y moral de tantos, tantas y tantes.