YA NO ESTOY DE MODA

Continúa apareciendo gente acribillada en las calles. La prensa seria nos informa de una víctima con cinco tiros en la cabeza, creo que fue en Melipilla, el que al parecer es un extranjero. Tengo la impresión de que en Finlandia y Nueva Zelanda no suceden estas cosas. Tal vez con dos o tres gobiernos del FA y el PC terminemos con las balaceras, ya que el hombre nuevo estará mas preocupado de leer a Rimbaud y visitar exposiciones de Kandinsky que en andar disparando sobre el prójimo. Son las bondades del marxismo.

 

Los jesuitas son gente rara y siniestra. Fomentan todo tipo de inmigración ilegal, apoyando el arribo de cuanto pobre y desarrapado encuentran por ahí, luego judicializan expulsiones del país y ahora nos anuncian que los campamentos aumentan día a día, y que “como sociedad” debemos hacer algo. Supongo que lo consideran preocupante. Yo lo considero aberrante. Los jesuitas y su brazo armado, el “techo”, son la mayor desgracia de este pobre país en estado de semi barbarie que intenta llegar a la barbarie total ¡Nada de medias tintas, mierda! ¡Somos chilenos de corazón!

 

Gabriel fue a ENADE. Ahí se encontró con “los poderosos de siempre”, quienes como es su costumbre, consideraron muy bueno el discurso de mi asesorado. Ahora están “amiguis”. Ya veremos que sucede en los próximos meses. Yo hago lo que puedo por moderar a Gabriel, pero las fuerzas oscuras que rondan el comando y rondarán La Moneda son poderosas. Gabriel, con mucha habilidad, les prometió que les robaría de a poco, y los poderosos de siempre lo festejaron. Creen que la paridad en el senado mantendrá a los gatos fuera de la carnicería, pero la convención puede decidir otra cosa, como terminar con el senado o relegarlo a un puesto decorativo. Sabemos que la gran baza que se juega el chavismo chileno es un congreso unicameral.

 

Aquí en este humilde y pinochetero hogar las cosas no están mejor. La patrona está enojada conmigo, ayer llegó de regular, luego se puso de mala y aun no se la razón (si le pregunto es peor). Seguramente no debe haber razón alguna ya que soy un caballero, un gran amo de casa, un fenomenal cocinero y un regio lavaplatos. Riego las plantas de la terraza, alimento a los peces, le coloco zapallo italiano a los caracoles manzana, podo las ambulias y el resto de las plantas, y les cambio el agua. El problema con las mujeres es que no se conforman con nada. La patrona siempre ha sido difícil, no lo voy a descubrir ahora. Es especialista en tener ideas, de ese tipo de ideas que a uno jamás se le hubiesen ocurrido, como pintar la casa en cuarentena; comprar un refrigerador que no cabe en la cocina del departamento de la playa a pesar de haberle dibujado un plano con medidas exactas; comprar un perro para que conviva con su otra mascota, a pesar de vivir en un departamento, y de no ser posible comprar una casa para que quepa el perro, y una interminable lista de excentricidades. Su mayor obsesión es comprar lámparas y plafones en que es imposibles cambiar el tubo cuando se quema, yo la insisto en comprar solo ampolletas de rosca, pero creo que las considera demasiado sencillas. La cosa es rabiar, sufrir y ¿adivinan que más…? ¡Eso mismo! Afortunadamente existe Netflix y las teleseries chilenas y turcas. En este momento “estamos viendo” Doctor Milagro, Pobre Novio y Amar Profundo. Es difícil la iñora, pero la quiero y la cuido cuando está enferma.

 

Mi hija anda por las mismas. Debe ser que ha dejado de ser niña y ya es una mujer, con todas las desventajas que eso conlleva. Atrás quedaron esos días en que me hacía caso en todo, ahora no se si le tengo mas miedo a ella o a la patrona. Temer a las mujeres es un acto de sabiduría. Recuerdo las idas al cine: Toy Story; Shrek; Monster inc; Ratatouille y un centenar de otros títulos. O el día en que fuimos al Teatro Municipal y me quedé dormido (no fue la única vez). O cuando se me perdió en parque de entretenciones. O cuando casi se ahogó en Algarrobo (¿por qué no puedo olvidar ese día y a veces me despierto pensando en eso?) ¡Mira hacia el mar, que te va a botar una ola! Y miraba hacia la playa ¡Mira hacia el mar, que te va a botar una ola! Y miraba hacia la playa. Si, ya se lo pueden imaginar, la botó una ola y desapareció. Corrí, corrí y no aparecía. Fue eterno… ¡Apareció! No pude retarla, solo un poco de seriedad para calmarme yo mas que ella.

El enojo de la patrona sólo es comparable al de mi hija cada vez que le pregunto sobre dos temas tabú: Si se cuida del virus y hace cuarenta cada vez que se ha expuesto para no contagiar; y que día pretende dar el examen de grado ¡Chuuuu!

 

Ambas coinciden en algo. No les puedo hacer la fatal pregunta: ¿Estás enojada? O su derivada: ¿Por qué estás enojada? Algo les pasa a las mujeres ante ese planteamiento. Su rostro comienza a deformarse; ¡en cualquier momento estallan!; la mirada da la sensación de que uno está en el lugar equivocado. Es el momento de cerrar los ojos y encoger los hombros. Debe ser algo evolutivo. Lo peor de todo es que por alguna extraña razón yo soy el culpable de preguntar barbaridades irracionales como: ¿Quién va a cuidar a ese perro que quieres traer?, o, ¿Cuándo vas a dar el examen de grado? El que yo las considere preguntas lógicas y pertinentes no es más que anecdótico. Los hombres ya no estamos de moda.

 

El cabro chico no anda mejor. Su vida es comer, dormir y jugar Play, aunque no en ese orden de importancia. Sus fobias más grandes son tres: El colegio (lo comprendo), lavarse los dientes y bañarse. Su madre le encarga hacer su cama, la que estira cuando siente el timbre. Es muy hábil el cabro chico, llama a la mamá al trabajo con la chiva de saber cómo está, sin embargo, sospecho que es para calcular la hora de llegada y no perder el tiempo haciendo su cama antes de tiempo. El Fifa no puede esperar. Este cabro chico se enoja por otras razones, generalmente relacionadas con interrumpir el partido; recordar que debe estudiar, instarlo a evitar caries; o no comer a deshoras. Si se lo recuerdo se enoja él, aunque se va de reto; y si no lo hago me reta la patrona. El mundo es cruel con los débiles y pasados de moda.