La opinión
publicada y los políticamente correctos de siempre, reventaron a JAK cuando
aconsejó, hace un tiempo atrás, que quienes quisieran mantener un arma de fuego
debían practicar con ella, ya que no saber utilizarla convenientemente implica
riesgos. Algo obvio, sin embargo lo acusaron de promover el uso de armas de
fuego, lo que por supuesto no es cierto.
Hoy aparece
el entreguista Desbordes planteando exactamente lo mismo. Supongo que la opinión
publicada no lo zarandeará como a JAK, por ser un tonto útil que puede ser
manipulado y sumado a la causa, al mismo tiempo que niega estar sumándose a
ella. El gil perfecto.
En los
tiempos que vivimos y los que vienen por delante, el uso de armas de fuego será
la única opción válida para defendernos, siempre y cuando se modifique la ley. No
podemos confiarnos en la basura que nos gobierna y cobra impuestos, y en la policía,
que aparece en el lugar de los hechos lenta y prudentemente una vez que los
vivos están muertos y los malos bien lejos.
La ley de
armas de Barbarilandia quedó atrasada. Los porfiados hechos la hacen inútil. Recuerden
que a propósito del espontáneo estallido social que reclamaba legítimas
demandas sociales postergadas durante treinta años por la oligarquía, decidí
comprar un arma. No lo hice.
No lo hice
ya que solo podía utilizarla dentro de mi casa, y vivo en un piso intermedio de
un edificio de departamentos, con guardias, cámaras de vigilancia y dos cerraduras
adicionales en la puerta. No me sirve.
Además del
uso de armas en las viviendas y comercios, no queda más alternativa que modificar
la ley para permitir el uso de armas ocultas en la vía pública y dentro de los automóviles,
o al menos solo en automóviles y en el sector frente a la vivienda, en un radio
de al menos cincuenta metros. Son los lugares donde hoy en día podemos ser
asaltados. También debe ser autorizado el uso legal de escopetas cortas de fábrica,
ya que las de tamaño normal son muy grandes para manejar en casas y
departamentos pequeños.
El número de
armas por personas debe ser aumentado desde 2 hasta 3. Yo tendría dos o tres
armas a elegir entre; una pistola 9 mm de 16 o 18 tiros para enfrentamientos “duros”,
un revolver 357 magnum de 7 u 8 tiros -preferentemente con “moon clips”- fácil de
utilizar para momentos inesperados, y una escopeta corta calibre 12, preferentemente
con cargador externo. Los tengo elegidos. Y claro, incluso así, los delincuentes
están mejor armados que nosotros, e incluso que la policía.
La pistola
tiene más capacidad de tiro, aunque la considero complicada en esos segundos de
peligro donde un error cuesta la vida, por ejemplo, dentro del auto en una
encerrona, o en un portonazo frente a la casa.
Una pequeña
pistola o revolver en al auto y la misma arma más una escopeta corta en la
casa, son el único camino posible si es que esta escalada de violencia se mantiene
(y sabemos que se mantendrá). Debemos reconocer de una vez por todas que la
vida de una persona común y corriente tiene valor más allá de cualquier consideración,
y un delincuente dispuesto a matar, también debe estar dispuesto a morir en su
ley.