Plantear que
Camila Vallejo y Karol Cariola se embarazaron por razones electorales es estúpido.
Es tan estúpido como decir que la senadora ciega es en realidad tuerta. O que
el diputado estrella, como lo bautizó nuestro amigo Challenger, se dedique a analizar
el autoapercibimiento del diputad@ Schneider. ¿Cuál es el destino de estas acusaciones?
¿Por qué se embarazaron?
¿Es ciega o es tuerta? En realidad, no es importante, tampoco pueden comprobar
las acusaciones, y menos aun justificar ante el respetable público una acusación
a mujeres, más encima embarazadas y más encima ciegas. Es estúpido, no hay más
que agregar.
Un político no
debe declarar estupideces, no por no demostrar su estupidez que ya es conocida
por todos, sino porque forma parte de un grupo que tiene como objetivo inicial
obtener la confianza y el voto de la gente, incluidas mujeres, jóvenes, embarazadas,
ciegas, abuelitos, subnormales y personas que andan perdidas por la vida. De
todos aquellos que pueden asistir a la fiesta de la democracia. El contrincante
hace lo mismo.
También es estúpido
ingresar a ese truculento y grotesco campo de batalla que es la política, sin
el conocimiento ni las armas necesarias, como lo pudo comprobar el imbécil de
Mañalich.
Esto escribió
hace ya un siglo, Edward Bernays, quizá el máximo teórico de la propaganda: “la
manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones de las masas
es un elemento importante de la sociedad democrática. Quienes manipulan este
mecanismo invisible constituyen un gobierno invisible que es el verdadero
poder. Somos gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos son
definidos y nuestras ideas son sugeridas en gran medida por hombres de los que
nunca hemos oído hablar”.
Aquí un
resumen del trabajo de Edwards Bernays: https://www.infobae.com/sociedad/2016/09/03/propaganda-el-manual-del-sobrino-de-freud-que-enseno-a-manipular-la-opinion-publica/
El imbécil de
turno no podrá combatir al verdadero poder que define Bernays atacando
travestis, mujeres embarazadas o ciegas, tampoco refiriéndose a negros, indios
o niñitos que saquean en nombre del pueblo, si el poder ya ha impuesto que lo
que pretende hacer el imbécil es malo, ya que el subconsciente del respetable público
igual se suma a la moda de turno, repite la idiotez de moda, compra mierda que
no necesita, o vota por criminales que lo empobrecerán.
Un buen político
solo dice lo que conviene decir; solo plantea temas que le conviene presentar ante
el público; solo pregunta si conoce la respuesta, y solo da una entrevista si está
consciente de que quien lo entrevista es parte de su sector político.